Suiza, sede de la Copa del Mundo de 1954, no era candidato ni mucho menos a figurar entre los primeros, a pesar de ser local. Sin embargo, sorprendió aquella primera fase en el Grupo 4 y se atrevió no sólo a vencer a Italia en su debut, sino más aún a golearla y dejarla afuera en desempate.
El primer capítulo de la doble proeza helvética fue el 17 de junio en el estadio La Pontaise de Lausana. Frente a su entusiasta público, los del creador del cerrojo Karl Rappan batieron a los azzurros 2 a 1 en un escandaloso encuentro. Ballaman abrió para el anfitrión a los 17 minutos, igualando el temperamental Boniperti a los 44. Al mismo el árbitro brasileño Mario Viana le anuló un tanto legítimo alegando offside, lo que derivó en duras protestas de los visitantes, incluso Boniperti agredió al juez. No sirvió de nada porque faltando cinco Hügi II marcó el gol del histórico 2 a 1. Luego Suiza cayó ante Inglaterra e Italia goleó a Bélgica, pero ese resultado llevó a igualdad de puntos (no contaba el saldo de gol) y a desempate el 23.
Esta vez en el St. Jakob Park de Basilea, los suizos pasaron por arriba a los italianos. Hügi II hizo dos goles, Ballaman y Fatton redondearon un espectacular 4 a 1, descontando Nesti para el pobre equipo de un extranjero, el húngaro Lajos Czeisler. Una explosión de alegría inundó las calles del pequeño país, encima fronterizo a Italia, al que habían llegado muchos “tifosi” itálicos.
Suiza seguiría hasta los cuartos de final ante Austria. Pero ésa fue otra historieta. Ahora, el local demostraba que estaba para algo más que para ser la casa del Mundial.
Diego Martín Yamus
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