La participación de Brasil en el Mundial de Francia 1938 tuvo varias novelas para tan pocos partidos. El que luego resultó tercero jugó cinco, y en cuatro de ellos generó de todo, bueno y malo. Como el debut aquel 5 de junio ante Polonia, donde se impuso 6 a 5 en tiempo suplementario en un espectáculo sensacional.
El once de Adhemar Pimenta contaba como de costumbre con un crack, en este caso el gran centrodelantero Leónidas, respaldado por otros valores como el back Domingos da Guía o Elba de Padua Lima “Tim”, ambos de posterior paso por la Argentina. Pero los polacos, debutantes, tenían a un tal Ernest Willimowski, tan hábil y goleador como el moreno brasileño. Así salió un partidazo en el Stade de la Meinau de Estrasburgo. Leónidas abrió el marcador rematando descalzo, tras perder un botín. Enseguida igualó Szerfke de penal, pero Romeu y Peracio adelantaron al “scratch” 3-1 antes del descanso. En el reinicio, apareció Willimowski y con dos goles empató a tres. Nuevamente Peracio marcó y le daba el triunfo y el pase a los sudamericanos, pero otra vez Willimowski estuvo a los 88 minutos para poner su tercero, el 4-4 y enviar semejante show al alargue.
Y las figuras del encuentro lo definieron en esos 30 extras. Primero fue Leónidas que concretó dos veces y sumó tres a su cuenta. El 6-4 parecía terminar todo, pero faltaba que por cuarta vez Willimowski anotara. Y si bien no le alcanzó a Polonia y Brasil pasó a cuartos de final con el 6 a 5, sí satisfizo las delicias de la gente bajo una fuerte lluvia. Porque hasta el clima puso su sello en aquella memorable tarde.
Diego Martín Yamus
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