Historietas de Mundial 2010: Sudáfrica puso la música, España el título 

Así como Asia había recibido en 2002 el Mundial en Corea del Sur y Japón, Sudáfrica había por fin realizado su sueño de ser el primer hogar de África para 2010, gracias a la promoción de la FIFA y la influencia de su aún presidente, el glorioso Nelson Mandela. Y el histórico país del sur, que en 1992 había vuelto a escena del apartheid, puso la música estridente de las “vuvuzelas” y sus imponentes estadios para albergar el evento. Pero esta vez no fue Brasil, Francia y sus escandaletes, Italia y su pobreza, la siempre presente Alemania, ni siquiera Argentina bajo el aura técnico de Diego Maradona. Fue España, al compás de la generación de Xavi, Iniesta y Villa, que con pocos goles igual fue el mejor y se llevó en emotiva final sobre Países Bajos su primera alegría en el frío del invierno sudafricano.

Francia era el subcampeón saliente y con Raymond Domenech de entrenador contaba chances de repetir su éxito de 1998. Pero rápidamente los Bleus convirtieron su presencia en un cabaret francés. El defensor Patrice Evra tuvo un altercado en una práctica y fue separado. Varias internas entre los jugadores lo perjudicaron, especialmente tras caer 0-2 con México y casi quedar afuera. Y lo risueño, Domenech excluyó a Thierry Henry de los titulares o colocó a otros que no estaban mejor. Aparentemente, el DT se guiaba por los signos astrológicos de cada jugador. De nada sirvió la tontería y Francia volvió a perder, ahora con el bravo local 1-2, y se fue.

Grecia, campeón sorpresa de Europa en 2004, había vuelto tras 1994 a la Copa y era parte del Grupo B de Argentina. Tras perder 0-2 el debut con Corea del Sur, el 17 de junio comenzó abajo con otro fuerte, Nigeria. Pero su goleador Salpingidis igualó, y en el segundo tiempo, con un hombre de más por expulsión de Kaita, fue Torosidis que desniveló para darle el primer halago mundialista 2 a 1.

El 22, los exóticos griegos cerraron con la Selección de Maradona. Y fueron involuntarios protagonistas de un momento inolvidable. Martín Palermo, con alrededor de 37 años, había sido héroe en las eliminatorias con aquel agónico 2-1 a Perú. Había hecho muchos capítulos de su famosa película. Diego finalmente lo llevó a Sudáfrica. Y esa tarde en Polokwane, faltando 10 minutos, tras discutir con sus ayudantes Alejandro Mancuso y Héctor Enrique, el diez lo envió a la cancha por Diego Milito. “Andá y definímelo”, dijo Maradona de sus indicaciones al máximo goleador de Boca. Y Martín cumplió: sobre los 90, tomó un rebote en el arquero y marcó a arco vacío su único gol y el 2-0 final. Tan festejado en el centro de Buenos Aires como un título.

Con apuros, Alemania pasó el Grupo D cerrando con triunfo 1 a 0 sobre Ghana. Ese encuentro el 23 no decía nada en el majestuoso Soccer City de Johannesburgo, si no fuera por la presencia de los hermanos Boateng, que eran ghaneses pero estaban enfrentados. Jerome había optado por la germana, mientras Kevin Prince fue fiel a su patria natal. Cosas de la rara regla de la FIFA de la nacionalización de futbolistas.

Nueva Zelanda regresaba a la Copa tras aquella increíble aparición en 1982, donde había caído en sus tres veces. En Sudáfrica 2010 tenía delante el fuerte Grupo F con la campeona Italia, el aguerrido Paraguay de Gerardo Martino y la sólida Eslovaquia. Pero no sólo mostró una cara distinta a la del 82, sino que empató los tres encuentros y fue, sí, el único invicto del torneo. Hasta tuvo al borde de la explosión a la propia azzurra, a quien vencía y fue igualada por un tanto en offside.

Otra llamativa era Corea del Norte, retornado tras su fulgor de Inglaterra 66 donde bajara justamente a Italia y casi a Portugal. Sin embargo, los guerreros del Norte aquí cayeron al suelo ruidosamente: tres derrotas, un 0-7 tremendo con Portugal y, tras un 0-3 contra Costa de Marfil, viaje de vuelta a su casa.

Por el Grupo H, la España ganadora de Europa iniciaba su camino a un posible primer éxito. Su rival era Suiza, que se suponía inferior al ballet de la generación dorada española. Todo hasta que a los 52 minutos un tal Gelson Fernanndes marcó el gol del 1-0. España fue sin ideas y casi recibe otro de contraataque. Las burlas y las críticas de la ácida prensa hispana fueron rápidas. Uno de sus diarios importantes tituló un lapidario “Baño de humildad”. En pocos días los de Del Bosque demostrarían que fue un simple desliz.

El 27, Alemania e Inglaterra animaban choque de campeones en uno de los octavos de final. Con la germana 2-1 arriba, el gran medio inglés Frank Lampard remató de distancia y la pelota pegó en el travesaño y picó adentro. Esas jugadas polémicas fueron trabajo de la FIFA, con aquel reloj que se iluminaba, con un chip sonoro en el balón. Pero los árbitros tiraban todo por la borda. El uruguayo Jorge Larrionda, de tanta experiencia en el Mundial, no convalidó un clarísimo gol de Lammmpard, que hubiera sido el 2-2 y otra historia tal vez. Al final, Alemania aprovechó y con dos más de Müller goleó 4 a1 y fue a cuartos de final.

Ese mismo día Argentina fue también favorecido por errores arbitrales, un triste clásico de la Copa. Yendo igualado a cero con México, Carlos Tévez (en su segundo Mundial) marcó a los 26 minutos la apertura en clarísimo fuera de juego. Los aztecas protestaron al árbitro italiano Roberto Rosetti, quien consultó a sus asistentes. Al contrario de torneos anteriores, estaba prohibido que las pantallas gigantes del estadio repitieran acciones polémicas. Como nadie dijo ver nada, el gol fue validado. Argentina venció 3 a 1 y fue a semifinales a encontrarse otra vez a Alemania.

Tras su fácil pase a octavos y cuartos, Brasil tenía esperanzas de su sexta corona. El rival era Países Bajos, pero el tanto de Robinho a los 10’ ilusionaba con el triunfo y la semifinal. Sin embargo, el tosco medio Felipe Melo hizo todo mal: ayudó a convertir el empate con un autogol y con la naranja 2-1, se hizo expulsar con su carácter. Y Brasil se fue rápido de nuevo, como en 2006.

La Historieta más conmovedora de Sudáfrica 2010 y probablemente de todos los Mundiales  fue el 2 de julio entre Uruguay y Ghana. La celeste había ingresado entre los ocho mejores tras 20 años al derrotar a Corea del Sur, y con Suárez, Forlán y Cavani iba por más. Enfrente, la armada de Essien y Asamoah Gyan quería la primera semifinal para África. Muntari abrió para los africanos pero Forlán puso el 1-1 que no varió hasta los tiros desde el punto penal. Porque en el minuto 120, el mismísimo Luis Suárez salvó sobre la línea con su mano y fue expulsado, dándole la dorada chance a Ghana de la victoria. Pero Gyan estrelló el penal en el travesaño. Y en los penales, Fernando Muslera atajó dos, Sebastián Abreu picó el último a la red y la celeste escribió una nueva proeza y ganó 4 a 2 un cuarto casi perdido para ir a las semifinales.

Mientras Uruguay realizaba su sueño dormido hacía décadas, Argentina padecía de nuevo con Alemania. Müller aventajó a la teutona a los tres minutos. Messi (que seguía con un solo gol en la historia en 2006) y sus brillantes compañeros no pudieron hacer nada ante la aplanadora alemana, que los barrió 4 a 0 y los bajó de un golpazo. Como dijo Maradona en la conferencia posterior: “Esto es una trompada de Muhamad Alí”.

Alemania siguió hasta que chocó con la genial España, que con el cabezazo de Carles Puyol lo venció y fue a su primera final con Países Bajos, verdugo de un heroico Uruguay que sería cuarto. El 11 de julio era la finalísima en el gran Soccer City. La roja fue más que la pobre naranja, pero ésta tuvo su primer título en los pies de Arjen Robben, a quien Iker Casillas tapó. El cero duró hasta el tiempo suplementario y parecía ir a los penales, pero un gran pase de Fernando “el Niño” Torres encontró habilitado a Andrés Iniesta. Y el cerebro del Barcelona definió para el 1-0 y la explosión de esa España siempre amenazante pero nunca real. Ese 2010, esta vez, el Mundial y la Copa fueron reales.

Diego Martín Yamus.
diegoanita@hotmail.com.ar

Fijate en

¡Uruguay: donde los nombres de equipos se multiplican como conejos! ⚽️

Uruguay, la tierra del fútbol, donde la pasión por este deporte se vive con fervor …