Brasil se había quedado con la espina de la final de Francia 98, y en 2002, en el primer Mundial del siglo XXI y primero en Asia, tenía la obligación de retomar su gloria y alcanzar su quinto título. El escenario eran dos, en inédita organización conjunta, Corea del Sur y Japón. Y el primero afearía la Copa con arreglos arbitrales que lo llevaron al cuarto puesto. Un evento con tantos matices como que Argentina se fue en la primera ronda, la casi hazaña de Uruguay, las sensaciones de Senegal y Turquía y un juego que cada vez iba decayendo de nivel.
El asunto arrancó el 31 de mayo en Seúl, la más importante sede surcoreana. La inauguración tenía al campeón francés contra el modesto Senegal, un africano que había dejado afuera a Marruecos y Egipto. Se creía que Zidane y los suyos serían más. Pero el diez no estuvo por lesión, y los senegaleses hicieron gran tarea y con gol de Pape Bobua Diop dieron el golpe inicial 1 a 0. Y no sería el único.
El 11 de junio, Uruguay debía ganar o ganar ante los Leones de la Teranga. La celeste de Víctor Púa fue superada fácilmente en los primeros 45 minutos 3 a 0. Pero entre Diego Forlán, Álvaro Recoba y varios refrescos ofensivos comenzó a remontar y a los 88 minutos, Recoba igualó un hazañoso 3 a 3. No le alcanzaba para pasar a octavos, así que siguió adelante. Y en el cuarto minuto adicional, el suplente Richard “Chengue” Morales desvió por arriba con el arco para él. Y Uruguay se despidió tan rápido de su primer Mundial en 12 años.
Por el Grupo C, Brasil comenzaba a buscar el “penta” ante los ignotos turcos. Que sin embargo le complicaron tanto la vida al ir arriba. Ronaldo, en su última Copa, y un penal inexistente de Rivaldo revirtieron a un 2 a 1 final irregular. Porque encima el surcoreano Kim-Joo Young expulsó a dos europeos, uno gracias a que Rivaldo simuló una agresión por un pelotazo.
Por esos días empezó el triste camino corrupto (demostrado más tarde) de Corea del Sur. Habiendo vencido bien a Polonia e igualado con Estados Unidos, superó a Portugal 1 a 0 gracias a dos expulsiones dudosas de los europeos, Joao Pinto y Beto, decretadas por el argentino Angel Sánchez. Así obtuvo el Grupo D y pasó a octavos a verse con Italia.
Mientras tanto, la Argentina de un tal Marcelo Bielsa afrontaba otra ilusión de volver a campeón. Pero una preparación polémica, desgastante, ya lo había predispuesto mal. El inicio fue esperado 1-0 a Nigeria, pero luego Inglaterra y David Beckham se tomaron revancha del 98 y la derrota 0-1 obligó a superar a un tal Suecia para pasar. Y esa madrugada del 12 de junio en Miyagi fue dolorosa para la albiceleste: mal juego, malos cambios del técnico, ese torpe foul de Almeyda que derivó en tiro libre de Svensson y gol por la mala estirada de Pablo Cavallero. A tres minutos del cierre, Ariel Ortega recibió un penal de regalo por tirarse, pero su remate fue atajado por Hedman, aunque Crespo convirtió el rebote a 1 a 1. Pero la arrebatada reacción final fue tarde y la Selección se fue en primera vuelta, lo que no ocurría desde 1962.
Seguían los errores arbitrales. Por el Grupo G, Italia vencía a Croacia que lo daría vuelta a 2-1 en tres minutos. Uno de los goles triunfales fue en claro offside, cuando antes a la azzurra le habían invalidado mal un tanto.
Por su parte, Japón, el otro hogareño del Mundial, hacía una tarea sólida en su segunda aparición. En el Grupo H le empató a Bélgica a dos y venció a Rusia y Túnez para, igual que su vecino Corea, ser primero de zona. Pero los Samurais azules no tuvieron la ayuda de aquéllos, y cayeron en octavos ante Turquía.
En esa instancia hubo dos fallos clamorosos. Uno benefició a Brasil, que cuando iba 0-0 con Bélgica éstos fueron negados de un gol legítimo por falta inexistente, cobrada por el jamaiquino Prednergast; luego, Ronaldo y Rivaldo hicieron el 2-0 de la clasificación. Y qué no decir del vergonzoso Corea del Sur-Italia: el ecuatoriano Byron Moreno no adjudicó clarísimo penal a Francesco Totti, a quien encima expulsó por simulación. Los locales agradecieron y se impusieron 2 a 1 para continuar con su fabulosa y corrupta aventura.
Que siguió el 22 en los cuartos, ahora con España como potencia rival. La roja fue superior y marcó dos goles que el tal egipcio Gamal Ghandour prefirió invalidar, uno en los 90 minutos y otro en el tiempo suplementario. Así se llegó a los tiros desde el punto penal y los locales festejaron 5 a 3 otra oscura trama de su camino, que no les serviría ya que luego serían batidos por Alemania en semifinales y Turquía en el tercer puesto.
Y en el encuentro por el podio, los turcos marcaron el hasta hoy gol más rápido de los Mundiales. Del saque, la pelota le fue al veterano zaguero Myung Bo, que se entretuvo y fue robado por el veterano goleador Hakan Sukur, quien se fue solo y definió a los 12 segundos de juego. Fue la apertura del 3-2 y el merecido tercer lugar para los combativos turcos.
El 30 en el estadio Internacional de Yokohama era la gran final entre el gran Brasil y la pobre Alemania. El arquero germano Oliver Kahn era hasta allí figura del torneo y de su equipo. Entonces, la siempre acertada FIFA decidió darle el Balón de Oro al mejor jugador en el entretiempo del partido que iba 0-0. En el complemento, el premio le sentó mal: Kahn dio rebote largo y Ronaldo aprovechó la grave falla para abrir el 2-0 y el pentacampeonato brasileño. La última muestra de un olvidable Mundial desde todo punto de vista.
Diego Martín Yamus.
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