Fue humillación. No queremos imaginar la cara de Alex Ferguson ni tampoco la decepción de aquellos que tuvieron el privilegio de seguir a ese memorable Manchester United de 1992 hasta que el escocés decidió retirarse.
Se trató de un baile de aquellos comenzó al revés porque fue Manchester United el que arrancó sorprendiendo a los 30 segundos de juego gracias a un penal que fue convertido por Bruno Fernandes.
Con un gol traído de los vestuarios daba para creer que Tottenham Hotspur iba a tener que remar lindo porque, además, jugaba en calidad de visitante. Sin embargo, si el 1-0 gestado a los 30 segundos y concretado a los dos minutos era sorpresa, bueno, a los cuatro minutos una pelota peleada en el área por Erik Lamela, terminó en remate fulminante dentro del área chica de Ndombelé para poner las cosas 1-1.
El público hasta el minuto cinco se frotaba las manos, especialmente los neutrales e hinchas de los Spurs, porque pintaba para partidazo. Incentivado por el gol la oncena de Mourinho presionó y apenas en siete minutos de juego ya estaban 1-2 porque el surcoreano Son Heung-min se mandó un golazo.
Era terrible el dominio territorial y táctico de Tottenham. Tenían todo estudiado. Ganaron las espaldas de Matic y Pogba. Las subirdas de Aurier por la derecha que asociado a Sissoko hacían desastres por la banda derecha, pero la izquierda no se quedaba atrás con Ndombele y Son.
El mediocampo del Manchester deba espacios, el equipo fue partido en varias partes; Greenwood, Bruno Fernandes y Rashford no podían jugar en equipo, menos Martial, que para peor, en el minuto 28 de juego fue expulsado tras devolverle un manotazo a Lamela, solo que el ex River Plate se tiró aparatosamente logrando el objetivo de dejar al adversario con diez en la cancha.
Encima que Manchester United no jugaba a nada, quedaba con uno menos en el campo de juego. La ventaja numérica le jugó más a favor a un Tottenham superior.
Lamela, Harry Kane y Son se hicieron un festin. En el minuto 30 Kane puso el 1-3, que ya era de no creer, pero siete minutos después el surcoreano Son dejaba la primera parte 1-4.
En el entretiempo Solskjaer puso en la cancha al escocés Mc Tominay por Matic, sacó al portugués Bruno Fernandes y mandó al brasileño Fred, que hizo lo que pudo.
Estaba liquidado el juego porque los Diablos Rojos no estaban ni técnica ni emocionalmente como para lograr una hazaña. Lamela se había quedado en el vestuario para ser reemplazado por Lucas Moura.
La defensa del Manchester un Shaw que no sabía para que estaba, los centrales Maguire y Bailly se chocaban entre ellos, y el lateral derecho Wan Bissaka no veía la hora de que este infierno termine. El defensor irlandés Serge Aurier no quiso ser menos y al ver que era fácil hacerle goles a los locales anotó el 1-5 en el minuto 51.
Mourinho ni corto ni perezoso mandó a sus muchachos a cuidar las piernas. No daba para entrar en ningún tipo de roces, ya estaba el pescado vendido. Entonces bajó la producción del equipo, sin embargo, a ver que hubo espacios de todo tipo y permisos ilimitados para rematar, probaron de lejos pero ahí De Gea les neutralizó las chances. Kane se endulzó en un par de ocasiones que sino hubiera sido peor esto.
En el minuto 79 hubo un dudoso penal que ya nadie quería protestar. Entonces Harry Kane le pegó fuerte a media altura contra el poste derecho de un De Gea que fue a la pelota pero nada pudo hacer.
Este 1-6 se convirtió en la peor goleada de la historia de la Premier para Manchester.
En la tabla quedaron Los Diablos Rojos en el puesto 16 arañando la zona de descenso, con tres puntos. Tottenham por su lado suma siete unidades y va achicando distancias con el puntero exclusivo Everton que tiene 12.
@lostribuneros