Orlando (DPA).- Acuciada por sus graves problemas económicos y políticos, Haití vive una pequeña tregua desde que su selección de fútbol se plantó en Estados Unidos para competir con los mejores equipos del continente en la Copa América 2016.
Ver al equipo nacional batirse con Perú, como hizo el pasado sábado en Pasadena pese a salir derrotado 1-0, y prepararse para competir con la adorada Brasil, como sucederá hoy, a las 20.30, en Orlando, es casi el único placebo para un pueblo cuyas esperanzas de mejora y progreso apenas encuentran respuesta en su día a día.
«El fútbol no es un deporte en Haití, el fútbol es una enfermedad en nuestro país, que es el país del mundo que más ama el fútbol», aseguró a dpa Richard Adrien, mánager de la selección haitiana que, por vez primera en su historia, disputa una Copa América.
«Con la situación que tenemos, ver a la selección aquí, compitiendo con las mejores, ayuda mucho a la gente, le da una esperanza», expuso Adrien. «El sábado y mañana hasta después del partido, se acabaron los problemas; todo el mundo está pendiente y entusiasmado con lo que sucede con la selección», añadió.
El fenómeno no es nuevo. El fútbol en particular y el deporte en general sirven en todo el mundo para que la gente se evada durante unas horas, días o semanas de su pesada y, a veces, muy adversa cotidianeidad.
Pero en el caso de Haití, ese efecto se ve multiplicado. Sumido en una profunda crisis humanitaria desde que, en 2010, un terremoto arrasó buena parte del país, el pueblo haitiano ha encontrado en el deporte más popular del mundo una vía de escape, un motivo de alegría y una salida para muchos niños y jóvenes sin otro futuro.
Desde 2002, la federación haitiana de fútbol acoge en el FIFA Goal, el centro que levantó con la ayuda económica «de Joseph Blatter», el ex presidente investigado por corrupción del organismo rector del fútbol mundial, a unos 350 muchachos que se benefician de un programa que combina deporte y educación.
Eso, para ellos, es la vida. Y más si los futbolistas de su país progresan en el panorama internacional, se baten con los mejores y van sustituyendo progresivamente a los referentes foráneos.
«En Haití, siempre se adoró a la selección brasileña, pero no tenga duda de que, mañana, todo el mundo estará con nuestro equipo», aseveró el mánager del seleccionado haitiano en charla con dpa.
«Habrá gente que tenga el corazón un poco dividido, pero, sin duda, la mayoría estará con nosotros porque somos leales a nuestra selección», añadió el mediocampista Jean Marc Alexandre.
Las opciones de que «Les Grenadiers», como se les apoda, superen a la todopoderosa Brasil esta noche en el Citrus Bowl de Orlando y den la campanada en la isla y en el mundo entero son muy escasas. Pero su mera aparición en el escenario es ya toda una conquista para una selección cuya época más dorada se remonta a la década del 70, cuando vivió su única participación en un Mundial, en Alemania 1974, cuando perdió con la Argentina 1-4.
«Decir que pensamos en ganar a Brasil sería pretencioso por nuestra parte», aseguró Patrice Neveu, el seleccionador haitiano. «Pero sí queremos buscar un buen resultado y creemos que lo podemos lograr», añadió el técnico galo.
Se preparan para ello desde el pasado enero, cuando Haití conquistó en el repechaje el primer billete de su historia para una Copa América. El logro deportivo vino acompañado de una inyección económica que permitió a la federación haitiana contar para este torneo con el mayor presupuesto que jamás manejó.
A las habituales ayudas del Gobierno de su país -uno de los más pobres del mundo- y de un par de sponsors locales, se sumó el millón de dólares que la organización de la Copa da a todos los participantes. Total, unos dos millones de dólares, que la situaron, según estima Adrien, en un rango similar al de Bolivia y Jamaica.
«Para nosotros, eso es mucho dinero. Y nos ha permitido que hayamos podido prepararnos bien para esta competición», aseguró a dpa el mánager del seleccionado haitiano.
Eso no implica alojarse en el Ritz, como hace la «Canarinha» en Orlando. Pero sí haber contado con casi una semana de concentración en Miami, justo antes de que la Centenario echara a rodar.
Y ése no es un hecho menor para una selección cuyos integrantes juegan todos -menos uno- en el extranjero. Ese fenómeno, también reciente, explica en buena parte el progreso del fútbol de la isla, que hasta hace bien poco competía con puros amateurs.
«En nuestro país existen muchos jugadores con talento, que ahora han tenido la oportunidad de desarrollarlo en Europa», destacó Adrien. «Y ese éxodo no para de crecer, también entre nuestras chicas, que están siendo fichadas por equipos franceses y estadounidenses».
Jugar en Europa permitió a los futbolistas haitianos ganar competitividad y, también, familiarizarse con grandes estadios, buenos hoteles y viajes frecuentes en avión.
Aún así, en un reflejo de la precaria situación que vive el país, el Facebook de la selección haitiana destaca, entre otras cosas, «el lujo y el confort» de las aeronaves en las que «Les Grenadiers» se desplazan desde que llegaron a Estados Unidos.
«En realidad, que nuestra selección esté acá es un milagro para los haitianos», aseveró uno de los aproximadamente 30 periodistas de la isla que cubrirán en Orlando el encuentro ante la pentacampeona mundial.
«De niños, veíamos a Brasil por televisión y nunca pensamos que algún día podríamos estar a su nivel. Pero el sueño se hizo realidad y, ahora, más allá de considerar ese hecho una bendición, queremos ser competitivos y ganarles», confesó Alexandre.
Dicen que los milagros existen. Quién sabe.
Fuente: canchallena.com
Diego Martín Yamus
diegoanita@hotmail.com.ar
@lostribuneros