Gallardo la rompió

Sin dudas el protagonista de un partido es el equipo. Puede ganar gracias a su juego colectivo o el individual, dependiendo de cómo venga la cuestión. Pero, cuando las cosas no andan, el pato lo paga el entrenador, también cuando todo sale bien el técnico es el ponderado.

Marcelo Gallardo, el «Muñeco», anoche demostró una vez más lo que es saber. No tuvo «culo» como dijo el presidente de los argentinos Mauricio Macri, cierta vez, sino que el «Muñe» y su equipo técnico trabajan de lo lindo, se mueven, estudian, planifican, etc.

No les había ido nada bien en Curitiba. En esa ocasión se mostraron desarticulados y perdieron. Pero, tuvieron una buena, que fue apenas 1-0.

En el Monumental la cuestión cambió. Hizo un cambio táctico notable. Puso toda la artillería pesada en campo athleticano y fue minucioso con los detalles, especialmente con las contras de Nikâo y los pelotazos precisos del «Lucho» González.

Es viejo como el agujero del mate eso de sumar a los laterales al ataque junto a los volantes. Es decir que River arriba tenía a Pratto y Borré, con el Nacho Fernández moviendo las piolas, con Enzo Pérez empujando por un sector y por otro Palacios, que los laterales Montiel y Angileri metían la cuchara y en el campo atleticano estabas viendo un montón de camisetas riverplatenses.

Pero, hubo un detalle en el dispositivo táctico de River. Javier Pinola, el zaguero central. Gallardo tuvo la picardía de utilizar a un central, que históricamente son tipos rústicos, de poca técnica a la hora de tener el balón, pero con mucha potencia física para luchar contra los habilidosos.

Pinola es un hombre con mucho oficio como lateral, y eso fue explotado por el Muñeco. Éste se paró en la mitad de la cancha cuando River estaba en el ataque, y sacó unos pases filtrados que sorprendieron a más de uno. Es decir, que si River iba al ataque con volantes y laterales, ahora sumaba a su zaguero central como una suerte de armador. Factor sorpresa, si los hay.

Notable hasta en los cambios. Gallardo puso en la cancha al «Nico» De la Cruz en lugar de un flojo Exequiel Palacios, y cambió la música. River dejó de ser tan generador de juego como en la primera parte y hasta mermó en su producción, pero que nada, cambió cantidad por calidad. Porque con menos alharacas, llegaron los goles.

El factor suerte también jugó. La mano del Lucho González que fue apercibida por el VAR, el penal errado por el Nacho Fernández y la capacidad de este para recoger el rebote y poner el 1-0.

Era obvio de que el Athlético en algún momento iba a salir. Entonces, los Millonarios esperaron agazapados. Pratto, que no se lo veía mucho, apareció cuando debía hacerlo y directamente destrozó el autoestima del conjunto de Curitiba. Matías Suárez, llevaba pocos minutos en la cancha, puso la cereza cuando todo el rival desesperaba por un gol que los lleve al alargue.

Es para aplaudir de pie y tomar como ejemplo lo expuesto por el «Muñe».

@lostribuneros

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