Acepte como cierto aquello de que la edad de maduración de los arqueros ronda los 26 o 27 años, y que esta máxima también es válida para el futsal. ¿Se animaría a poner como titular a un muchacho de 23 años en su primera Copa Mundial de la FIFA?
Diego Giustozzi sí. El seleccionador argentino descansa plenamente en Nicolás Sarmiento, el quinto portero más joven de los 55 que disputan Colombia 2016. «Lo de la edad es relativo», dice a FIFA.com el 1 albiceleste con la misma autoridad que ataja.
«Es cierto que, a mayor edad y más partidos o Mundiales, uno tiene una forma diferente de encarar las cosas, sobre todo por la experiencia. Pero cuando entro a la cancha no le doy importancia. Y no sé cuándo llegará mi mejor momento. ¡Ojalá sea cada vez que me paro en el arco!», exclama con buen humor.
Sin embargo, a horas de su debut mundialista, admite una lógica ansiedad. «Sé que la juventud e inexperiencia pueden jugarme en contra. Por esto trato de que no sea algo negativo, algo que no pueda manejar. Lo tomo con calma y la mayor serenidad posible».
Y no es algo que converse con Giustozzi. «Diego me demostró su confianza haciéndome jugar cuando era más joven y teniendo otros arqueros más grandes y experimentados para elegir», explica Sarmiento sobre su técnico, quien lo hizo debutar como titular en la Copa de Naciones 2014. «Así que nunca necesité que me diga ‘la edad no te va a jugar en contra’. Y este tampoco es el momento para que empiece», agrega con un guiño.
Además, ya lidió con ese asunto de la edad justamente dos años, durante la temporada que atajó para el Intelli Orlândia de la competitiva liga brasileña. «Les llamaba la atención ver a un extranjero porque no había, que fuera tan joven y además arquero. Así que ese año rompí un par de tabúes».
De la inocencia al Mundial
Nico ya había roto otro tabú de niño: mientras muchos de sus compañeros de River Plate, el club donde se formó y del que es hincha, soñaban con jugar fútbol de campo, él prefirió el futsal. «Yo siempre fui arquero. Me gustaba el futsal porque era rápido, tenía participación y me divertía».
Todo lo contrario al fútbol 11. «Exacto. Quizás no llegaban en veinte minutos, la pelota picaba mucho y como yo era chiquitito, si pateaban alto no llegaba. A esa edad lo encontraba aburrido, y con esa inocencia elegí el futsal», amplía Sarmiento, cuyos 1,68 metros de altura lo convierten en el tercero más bajo de todos sus colegas en Colombia.
Su referente y casi mentor en el puesto es Santiago Elías, el mismo que defendió el arco argentino en los Mundiales de 2008 y 2012. Y eso que sus estilos son bien distintos. «El es alto, de gran porte y sus virtudes son el ocupar los espacios y jugar con pies. Yo soy todo lo contrario: lo mío es la velocidad y la agilidad. Trato de copiarlo porque mientras más amplíe mis herramientas, mejor».
Mientras tanto, mal no le ha ido con las herramientas que tiene al hoy arquero del Palma Futsal de la poderosa liga española. Porque su rol en el proceso de Giustozzi, quien ha implementado un estilo de juego más ofensivo y de mayor protagonismo, ha sido importante: fue campeón de la Copa de Naciones y la Copa Intercontinental en 2014, venciendo en el camino a Brasil en ambos torneos, y subcampeón del clasificatorio mundialista este año.
Éxitos que han puesto a Argentina entre los candidatos al título en Colombia. «Yo no me hago cargo de eso», aclara Sarmiento. «Sí me hago cargo de nuestro trabajo y de la oportunidad que tenemos de afirmar nuestra nueva identidad como equipo».
Lo mismo que la supuesta obligación que tienen de superar la fase de grupos. «Eso lo puede decir alguien que no está metido en el futsal», sentencia Sarmiento. «Ni Kazajstán, ni Costa Rica ni Islas Salomón, cada uno su estilo, serán fáciles. Seríamos irresponsables si pensáramos diferente. Habrá que saber sufrir y llevar los partidos adelante para clasificarnos».
Fuente: FIFA.com
Diego Martín Yamus
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