Fútbol, aprendé del deporte argentino

Primero fue Paula Paretto, en judo, quien ganó con autoridad una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Luego, el tenista Juan Martín Del Potro superó a los mejores y llegó a la de plata. Más tarde, Santiago Lange y Cecilia Carranza obtuvieron un brillante triunfo en la vela. Hoy la selección masculina de hóckey sobre césped, los Leones, escribieron una de las páginas más gloriosas del deporte albiceleste, con el primer oro en ese juego. ¿Y el fútbol?

Y el fútbol quedó donde debía quedar, eliminado humillantemente en la primera ronda frente a rivales tan inferiores como Argelia y Honduras, por más que los Catrachos sean semifinalistas. Marcando una vez más un tremendo contraste con los demás deportes, el más popular de los eventos dio vergüenza. Y nuevamente, como pasa con la Selección argentina, ante un fracaso futbolístico y un éxito deportivo, se reaviva la discusión sobre qué le falta al fútbol del deporte. Actitud, una de las cosas, lo que los Leones tuvieron de sobra para vencer a las potencias del hóckey. Mentalidad ganadora, lo que a Argentina le falta cada vez que hay que ganar un partido clave. Organización, rubro donde antes era el deporte una vergüenza, hoy es al revés, claramente. Trabajo de base y a largo plazo, qué le vamos a pedir al fútbol si aún no hay nada definido sobre los juveniles. Los que, en pocos meses, deben afrontar una clasificación al Mundial.

Tengamos cuidado y pensemos bien cuando sobrevaluamos al fútbol. Porque después de semejante humillación olímpica, y tras semejantes glorias de deportes no populares, el balompié debería ser menos considerado. No debería ser subsidiado por el Estado, por qué gastar millones de pesos en él viendo su caos, en lugar de hacerlo con las necesidades de la gente. Y aunque el hincha de razón no conoce, por qué idolatrar tanto a jugadores que no dan la talla para ídolos (deportivos, claro), pero que la opinión pública, la sociedad, por qué no parte de la prensa, la sobreestima. El fútbol, que cada día sonroja más por sus desatinos, debería pensar seriamente en aprender del deporte argentino, el verdadero orgullo de nuestro país, no sólo en los Juegos Olímpicos. Por ejemplo, ¿no sería buena idea convocar al gran Carlos Retegui, el entrenador campeón del hóckey, a una charla? Para que dé cátedra sobre cómo ganar cosas importantes, sobre cómo plantear partidos, sobre cómo no caerse en momentos claves. Por qué no, también, sobre cómo ejecutar penales, aunque sea un deporte distinto. Porque mientras Gonzalo Peillat transforma cada córner corto en gol, Lionel Messi, tan endiosado, arroja un penal en una final a la popular. A ver si el fútbol argentino madura y aprende de una vez lo bueno, como en su momento lo hizo el deporte.

Diego Martín Yamus
diegoanita@hotmail.com.ar

@lostribuneros

 

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