La FIFA está en tren de cambiar algunas cuestiones del centenario reglamento del fútbol. Entonces, hace años que debería haberlo hecho, y si no que ya lo haga, eliminar el absolutamente inútil tiempo suplementario, que con su nombre vulgar, “alargue”, justamente produce eso, alargar más el esfuerzo, la tensión y hasta los dolores físicos de los futbolistas, incluso muy a contramano de lo que los especialistas de la preparación física estiman conveniente.
Salvo que se dé un 3 a 3 entre Alemania y Francia de España 82, que claro no se da habitualmente, el tiempo extra no sólo es contraproducente con el espectáculo en lo físico sino en lo futbolístico. Así fue en la noche del Giuseppe Meazza en la definición de la Liga de Campeones de Europa, donde varios del Real Madrid y del Atlético Madrid casi arrastraban su humanidad, como el galés Gareth Bale, lo que hasta pudo jugarles en contra en los penales. Si estamos en el siglo XXI, en la era digital, en las redes sociales, en el modernismo constante, sería bueno modernizar también el reglamento y que, como pasa en la Copa Libertadores o Sudamericana, el empate en los 90 minutos se desate directamente por tiros desde el punto del penal o algún otro sistema basado en mayores méritos deportivos. Porque el alargue alarga lo peor de los deportistas. Y si la FIFA, caprichosa como es, sigue alargando su realización, veremos cosas como las de la media hora agregada en la final europea.
Diego Martín Yamus
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