Cosas insólitas que suceden en el ambiente de AFA pero que serguramente no trasciendan ni se conviertan en escándalo por tratarse de fútbol femenino. La práctica de este deporte en el mundo del ente madre se inició hace algo más de 30 años y si bien el mundo avanza para AFA todo está casi como antes.
Por la quinta jornada del torneo de segunda división (Primera B) el conjunto de Lima, que está bregando por no perder la categoría, no pudo jugar su partido en casa ante Deportivo Merlo debido a que el médico allí presente tenía su matrícula vencida, hecho que obligó al referí de la contienda a suspender la brega que, seguramente, quedará en manos del conjunto de ‘Paco’ Caparroz y que perjudique las anfitrionas que quedaron al borde del abismo en la tabla de la Zona Permanencia.
Suerte similar corrió en conjunto de Liniers que está con un pie y tres cuartos de la Primera C, al no poder jugar su partido ante Deportivo Armenio, en calidad de local, debido a que su entrenador Alberto Morales no logró reunir al menos siete futbolistas como marca el reglamento para iniciar un cotejo entre equipos de once jugadoras.
Moneda corriente es que falte la ambulancia, el médico e, incluso, la custodia policial no sea avisada en tiempo y forma.
Como de costumbre la perjudicada es la futbolista y sus entrenadores y, pero aún, porque este tipo de hechos acaban malogrando a la actividad en general restándole competitividad y dejando una brecha enorme entre los poderosos y los que la reman.