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Así de caótico es el fútbol argentino, más el del ascenso. La segunda final de la Primera B Metropolitana, que subiría otro equipo a la Primera B Nacional, entre Deportivo Riestra y Comunicaciones, debió ser suspendida por el árbitro Mauro Vigliano cuando iban 45 minutos del segundo tiempo y el juez estaba por dar el adicionado. Riestra ganaba 2 a 0 y ascendía, pero todo quedó a definirse en los escritorios.
Riestra, que había perdido de visitante por la mínima el domingo pasado, comenzó con todo en su estadio Guillermo Lasa de Villa Soldati, en plena Ciudad capital de Buenos Aires. A los 12 minutos, Nahuel Benítez de penal abrió el marcador y a los 33, su figura Mauro Ortiz aumentó al 2-0. En el complemento, Comunicaciones intentó el descuento y volcó el dominio a su favor, y Barrionuevo pegó dos veces envíos en el travesaño de Carlos Morel. Pero a poco de decidirse el ascenso, los estúpidos que se dicen hinchas, en este caso de Riestra, en lugar de esperar el final para festejar como corresponde, invadieron la cancha, le sacaron ropa a sus jugadores (que ellos dicen querer) y hasta se pelearon con policías y rivales. Vigliano esperó un rato y como no había respuesta de las fuerzas de seguridad, como tantas veces pasa, decidió correctamente suspenderlo.
Ahora la definición, en lugar de una cancha, será dirimida en la AFA, siempre y cuando no haya algún golpe de escena de último momento y Riestra igual termine ganando la final. Pensar que en Europa, por ejemplo en el estadio del Chelsea, si un hincha se levanta para gritar un gol un uniformado lo advierte severamente. Acá todo vale lo mismo. Así estamos. Lástima por el lindo ascenso, siempre afeado.
Diego Martín Yamus.
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