Tras la derrota 0-3 con Brasil, la historia vuelve a repetirse. La insoportable novela de cada mes, de los últimos años. Argentina juega muy mal, no sabe a qué, no gana, empata para perder o cae como esta triste noche en Belo Horizonte, bailado por un Brasil demasiado superior.
Hace un mes, cuando el 11 de octubre se inclinó 1-0 ante un mediocre Paraguay de local, escribimos una nota de opinión titulada “esta Selección no se aguanta más”, refiriéndonos a la misma pobreza, displicencia, errores de siempre. Ahora tenemos que escribir la segunda parte de la nota, que no es otra cosa que su continuidad. Insoportable, como insoportable es el panorama no ya de la Selección sola, sino de este NO FÚTBOL argentino, porque esto no es fútbol, es una catástrofe disfrazada de fútbol. Si ni siquiera hay un ente rector, quién puede aseverar que la AFA lo sea, sólo es un puñado de hombres luchando entre sí y no por el bien común. Tanto que podemos llegar a la bajeza de ser suspendidos por la FIFA, como los países de Africa.
Y aunque eso no pase (esperemos), sí podría quedarse sin Mundial, aunque falte mucho y esté apretada en esta dura tabla sudamericana. Porque mientras sigan los mismos protagonistas, las mismas caras, las mismas fallas de jugadores y también, del entrenador, esto puede ser aún peor. Es que estructuralmente, la Selección anda mal. Sin dirigentes, sin proyecto, sin recambio, o si lo hay se prefiere continuar con los apellidos que hacen 10 goles por domingo en Italia y España, pero que aquí sólo figuran en las síntesis de los partidos. En los archivos de esta dolorosa, penosa, molesta realidad. Después se puede analizar por qué estos jugadores, a qué intenta jugar Bauza, por qué los cambios, por qué no se le puede ganar a equipos inferiores. Pero si no hay base, planificación, trabajo, si no se hacen las cosas bien desde cero, difícil es luego conseguir resultados a las apuradas, tener que ganarle a Brasil o ahora, derrotar a Colombia, que como están las cosas será harto duro, más de lo pensado.
Siguiendo la nota de octubre, señalamos que mientras esto pasa en Argentina, Brasil ganó cinco partidos seguidos con Tite de técnico, Uruguay continúa en racha, sus figuras (Neymar, Filipe Coutinho, Luis Suárez) rinden y les dan a sus países lo que de ellos se espera. Pero sobre todo, más que nombres rutilantes, hay conjunto detrás de ellos. Porque el fútbol, recordemos, es un deporte de conjunto. Y el pobre Messi no puede ser salvador de un barco agujereado por todos lados. Porque Maradona, con quien inútilmente se lo compara, era un genio en el 86 respaldado por un Burruchaga, un Cuciuffo, un Negro Enrique, un Giusti, un Ruggeri, un Pumpido, un Brown, un Valdano. Y en el 86, Carlos Bilardo era un DT si bien cuestionado, nombrado por su capacidad. Porque además, seguimos apostando a apellidos de entrenadores en lugar de alguien con la altura necesaria para dirigir a la Selección Argentina, con todo lo que eso significa. Edgardo Bauza puede ser un buen técnico, pero no es el más indicado para el cargo. Pero se siguen llevando nombres más que trabajos, y así es complicado sacar resultados.
Y así, el panorama es desolador. Que se puede revertir, claro que sí. Pero con un cambio serio, no apostando a golpes de timón o de suerte como en los anteriores partidos. No sólo la ausencia de Messi es la culpable de esta debacle, que nos pone sextos y afuera de Rusia, Porque hoy, con él en la cancha, Argentina perdió de manera contundente ante Brasil. Y finalizando la nota de octubre, esta Selección no se aguanta más. Y como todo lo que no se aguanta más, es hora de cambiar. Pero no apellidos, es hora de barrer y empezar de cero. Justo en la eliminatoria, y justo en su mitad. Mientras, Rusia se ve cada vez más lejos.
Diego Martín Yamus.
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