Este domingo otro campeonato en la Argentina llegó a su fin, con un desenlace emotivo y al mismo tiempo inesperado. Pocos imaginaban que este desteñido Boca y este irregular Racing quedarían como los dos primeros del torneo, algo que hasta hace semanas estaba (parecía) reservado a Atlético Tucumán, Huracán, Gimnasia y Esgrima La Plata y hasta Platense. Realmente, el xeneize fue el menos malo, el “mejorcito” de los 28 clubes de esta temporada. No, como sería la lógica, el largamente mejor. Entonces, ¡hay buen o mal nivel en nuestro fútbol? ¡Es tan espectacular y atractivo como varios suelen enamorarse?
Está visto que la mediocre tendencia de “cualquiera le gana a cualquiera” está instalada hace décadas en nuestro medio. Muchos lo toman como sinónimo de competitividad, de gran nivel, de emoción. Cada uno puede pensar lo que quiera. Es cierto, hay buenos jugadores, hay muchos buenos partidos, se marcan muchos goles en promedio. Pero eso no deja olvidar la pobre realidad de un fútbol caótico, desorganizado, donde varios equipos dejan de comer para gastar sus arcas en refuerzos que luego ni aparecen. Donde hay violencia, menos pero la hay, donde no se sabe si hay descensos o no. Pero sobre todo donde el interés por el espectáculo quedó muy atrás, donde el resultado manda, donde ningún ilustre se salva de ser echado, donde se reivindica a quienes no hay que reivindicar. Donde se sobredimensiona demasiado cada equipo, cada futbolista, cada hecho que pasa.
Entonces, que Boca sea el campeón no garantiza que nos enamoremos perdidamente de él. Tanto que obtuvo los dos torneos con técnicos interinos, los mismos que fueron cuestionados. Que Racing, que nunca estuvo cerca del título y lo estuvo sólo por las fallas de otros, haya sido segundo no quiere decir que es tan súper. Si hasta Atlético Tucumán mostró mejor nivel que éstos supuestamente más poderosos. Si grandes como Independiente y San Lorenzo toquetearon el fondo de la tabla. Si un tal Patronato era mejor que River o Vélez. Cualquiera le gana a cualquiera, reza el cartel de presentación argentino. Realmente, no es el mejor cartel.
Diego Martín Yamus.
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