Miramar debutaba en la primera división del campeonato de Paraíba, Brasil, pero no alcanzó a poner a punto a sus jugadores y para no ser sancionado, se presentó a jugar con 11 jugadores y dos suplentes, uno de ellos lesionado.
El modesto equipo apenas tuvo tiempo para alistar jugadores para su plantel, pero por razones poco claras, se presentó a jugar el primer partido del campeonato estadual con un equipo integrado por suplentes y un jugador de apenas 16 años reclutado sobre la marcha.
Un dolor de cabeza tuvo el técnico porque no logró armar el equipo como correspondía, y tuvo que colocar en el campo un equipo improvisado e «inventar» la defensa. Un pibe de 16 años, que juega en la formativas del club, fue buscado de apuro y colocado en el equipo titular. Uno de los jugadores que estaba dado de baja por lesión tuvo que concurrir al juego igual con hielo y todo en la pierna, para sentarse en el banco y simular ser un suplente. No hubo arquero de reemplazo, por lo que el único suplente «sano» tuvo que cumplir la función del cuidapalos. Cayeron por 2-1 ante el tradicional Auto Esporte.
El fútbol brasileño tiene más miserias de las que conocemos, pero a veces no trasciende a nivel internacional.
@lostribuneros