La Gloria fue manchada. El ascenso se tiñó rojo vergüenza. Instituto de Córdoba retornó a la Primera División del fútbol argentino pero no como debió ser sino por un arbitraje vergonzoso de Fernando Espinoza; dos expulsados quién sabe porqué y un gol en posición adelantada fueron los factores que permitieron el empate y posterior ascenso.
En la cancha hubo un protagonista que no fue ni jugador del ascendido Instituto, ni algún aguerrido futbolista de Estudiantes de Buenos Aires, sino que se trató del referí Fernando Espinoza que jugó ‘su’ partido en Alta Córdoba.
Por la ida el juego había acabado sin goles, hecho que otorgaba ventaja deportiva por mejor campaña a los cordobeses que con otro empate estaban hechos. Sin embargo, en el minuto 14 Juan Cruz Randazzo enmudecía a los eufóricos cordobeses que colmaron el «Monumental» de la ciudad de Córdoba.
La ventaja parcial del aguerrido Estudiantes los dejaba en Primera. Obligado a ir en pos del empate con mucho ímpetu pero visiblemente nerviosos, tensos, los de Instituto bregaron apoyados por un público que rápidamente se recuperó del inesperado golpe para llevar a su escuadra al otro arco.
Hasta ahí veíamos en la cancha a un equipo bonaerense bien plantado atrás que apostaba, de manera ordenada y disciplinada, al contragolpe con el fin de anotar un segundo tanto que desahucie al elenco anfitrión.
Pero, la mano del referí cambió el rumbo de la historia. Espinoza, primero expulsó al entrenador del «Pincha de Caseros», dejando sin cabeza al elenco. Como si esto fuese poco, con las pulsaciones altísimas, vino la primera expulsión de jugadores; Lautaro Lusing debió marcharse antes del descanso por decisión de Espinoza, que fue inflexible con los de Caseros ante cualquier jugada fuerte o protesta.
Con diez en la cancha Estudiantes resistía y esperaba agazapado para dar el zarpazo en el momento preciso. La presión de «La Gloria» era fuerte. Tiro libre, posición adelantada y gol de Fernando Alarcón; Espinoza validó el tanto pese a la nulidad de la jugada.
El empate favoría a los locales por la ventaja deportiva. El Pincha se puso pesado e insistía con el segundo gol de contra o aprovechando alguna pelota quieta o aérea, pero antes de que reaccionen el árbitro les expulsó a un segundo hombre: Elías Alderete.
Con nueve en la cancha el equipo estudiantil pudo haberse tirado atrás, pudo haberse desconcertado y abrir el camino para que Instituto les camine por encima y acabe goleando, solo que no fue así porque éstos se agrandaron y a los ponchazos estuvieron cercanos de dar uno de los grandes golpes históricos del fútbol argentino, pero no fue así, solo faltó que Espinoza cobre un penal para La Gloria y lo petee él mismo.
Instituto ascendió a Primera tras 16 años.