Calamitoso estado del campo de juego del mítico estadio Centenario de Montevideo para el clásico más viejo de América. Peñarol y Nacional deberán jugar en una cancha destruida por un concierto celebrado días atrás.
Evidentemente los directivos uruguayos no conocen palabras como calendario, sincronización y organización, porque el partido final del campeonato local entre las dos grandes potencias se llevará a cabo apenas unos días después de un gran concierto como fue el de Roger Waters. El estado de la cancha es calamitoso tan calamitoso que si se juega en parque rodea al Centenario sería hasta mejor.
La dirigencia uruguaya parece que se quedó en 1930, encapsulada en el tiempo. Corren el riesgo de una desafiliación por parte de la FIFA, pero siguen mirando el cielo. Se sabe de antemano que un concierto en el Centenario se pacta con meses de antelación ¿por qué fijan una final días después?.
El sentido común murió en el vecino país y la muerte del mismo puede llevar al fútbol porque la FIFA les mandó a la parca con su impiadosa guadaña.
¿Se salvarán?
@lostribuneros