Estábamos viendo el partido entre River Plate y Peñarol por la final de la Copa Libertadores 1966, partido que le dio el mote de «Gallina» al Millonario, y más allá del famoso 4-2 a favor de los uruguayos, quienes caían en el primer tiempo 2-0, hubo perlitas que nos llamaron la atención: los fotógrafos.
Para esa época, hace ya 48 años, no existían las cámaras con lentes de larga distancia como hay hoy en día, y que son capaces de captar imágenes desde 150 metros como si fotógrafo estuviese al lado del jugador. El reglamento permitía que si la pelota no estaba en juego se podía entrar a la cancha a tomar fotografías e incluso había reporteros capaces de hacerles preguntas a los jugadores para luego anotar en su libretita sus impresiones sobre determinadas jugadas.
También nos llamó la atención que para Argentina relataba el hoy veterano comentarista Julio Ricardo, mientras que viendo otros videos de la época pudimos oír el relato uruguayo de Juan Carlos Solé, un maestro de la narración de partidos de fútbol del vecino país.
Qué final memorable, y River se llevó un injusto apodo de «Gallina» porque no perdió por falta de agallas, sino que fue atropellado por un equipo uruguayo que era una máquina, que los puso en un arco y no los dejó salir de allí.
Mirá el partido entero de la final de la Libertadores 1966.
@lostribuneros