Racing se llevó tres puntos de Avellaneda que valen oro, pensando más en la Libertadores que en el torneo local. Venció 1-0 a un Aldosivi que se fue masticando veneno. El resultado fue obra de un penal de Vietto, pero el verdadero protagonista de la noche fue el arbitraje de Sebastián Zunino y una cabina del VAR que, aparentemente, solo funciona para un lado.
El partido tuvo su momento cumbre cuando, milagro mediante, Racing disfrutó de su primer penal a favor en todo el torneo. El VAR, atento esta vez, llamó al juez por una mano de Fernando Román. Luciano Vietto, con la confianza de quien se sabe protagonista, la picó con categoría. Golazo, 1-0, y delirio en el Cilindro.
Pero la tecnología, esa que dicen que vino a traer justicia, parece que se tomó un descanso en las jugadas siguientes.
Poco después, Aldosivi reclamó una mano idéntica en el área de Racing. Los jugadores del «Tiburón» se cansaron de hacerle señas a Zunino, pidiendo que, por favor, fuera a ver la pantallita. El árbitro, firme en su desinterés, ignoró la petición. El VAR, mientras tanto, debe haber estado revisando otra frecuencia.
La indignación visitante llegó al punto de ebullición con la jugada de Duván Vergara. El jugador de Racing le aplicó una patada «durísima», por ser elegantes, a Lautaro Chávez. Era una roja que se veía desde la General Paz. ¿El premio? Amarilla.
El partido terminó con estadísticas que parecen un chiste: Aldosivi recibió 6 tarjetas amarillas, pero el autor de la plancha más clara de la noche se fue a bañar tranquilo. Cero expulsados. Un milagro de la disciplina.
«Fue muy injusto», masculló Guillermo Farré, técnico de Aldosivi, intentando mantener la compostura. «Se revisó una acción y las otras dos no. Quizás el desarrollo hubiese sido diferente». Traducción: es difícil competir así.
Las redes, como siempre, fueron el tribunal popular. Los hinchas de Aldosivi explotaron contra la «falta de vergüenza», mientras los de Racing celebraban el carácter de los suplentes.
Al final, Racing se mete tercero y sueña con los playoffs. Aldosivi se hunde último y ve cómo el descenso le respira en la nuca, sintiendo que además de contra el rival, jugó contra el arbitraje. El partido será recordado por la picardía de Vietto y la «justicia» selectiva del VAR.