Jugadores descalzos y porterías desvencijadas. Redes ancladas con piedras y montículos de tierra como graderío. Así, tan lejos de los focos y el balompié de élite, el Sáhara busca una selección nacional de fútbol. Un sueño que rueda junto a un balón y que el país africano arranca promocionando el deporte base. El objetivo final: participar en competiciones internacionales. Y que el equipo del desierto sea el primero en nacer de un campo de refugiados.
No será un camino fácil, como reconocen las autoridades de las República Árabe Saharaui Democrática (RASD) a eldiario.es Deportes. Los primeros pasos deben llegar en la Unión Africana, organización a la que pertenece el pueblo asentado en los campamentos de Tinduf (Argelia) para, más tarde, jugar algún partido amistoso. Todo un reto para un país en el exilio que busca en el deporte un soplo de libertad. Hay antecedentes dispares, caso de las selecciones de Gibraltar, miembro de pleno derecho de la UEFA, o Palestina, que pertenece a la Confederación Asiática de Fútbol (AFC).
La primera semilla ha sido plantada con la I Copa de la RASD. El primer campeón fue Smara, que se imponía 2-1 a Dajla. La final copera ratificaba el éxito de un torneo creciente en intensidad y seguimiento que explotaba en el último partido y un marcador celebrado por el público local. Invasión de campo, júbilo, fotos posando con el trofeo… como en una Champions del desierto.
«La idea es que este proyecto sea el germen de una selección nacional», asegura el ministro saharaui de Juventud y Deportes, Ahmed Lehbib Abdi. «Estamos en la primera etapa y lo principal es la formación de los jugadores», dice. Y los medios, subraya, «que son pocos y los necesitamos». A la postre, que este equipo «surja de un campo de refugiados sería algo inédito, que no existe hasta ahora», señala.
Elemento vertebrador
La continuación del campeonato estatal será clave, en principio en categoría sub17. De la copa «se va a elegir un equipo de esa edad» y la federación saharaui «reunirá a un equipo de mayores que se irá formando», apunta Ahmed Lehbib. Esperan así participar en el futuro en competiciones, con una travesía en la que resulta «muy importante hacer algún partido amistoso con alguna selección que se brinde a eso».
En este caso, como en otras sociedades, también se busca un elemento vertebrador. «Nos enfrentamos a un enemigo enorme, el tiempo libre», dice el ministro de la RASD. «El deporte sirve para enfrentar ese problema de la juventud», con pocas opciones lúdicas en los campamentos de refugiados. Fomentar la cantera, y el fútbol, como aliciente, como hábito, como salida.
Si el comienzo es la Copa, la semilla está plantada. El torneo fue organizado por el Ministerio de Juventud y Deportes y la Federación Saharaui de Fútbol en la Wilaya o provincia de Smara, epicentro este año de las celebraciones del Día Nacional del pueblo saharaui y meta del internacional Sáhara Maratón. Contó con la colaboración de la Diputación de Sevilla, la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla y la Fundación Persán. En semifinales, Bujador perdía 0-4 contra Smara mientras Dajla se impuso en los penaltis a El Aaiún tras empatar 2-2 al término del tiempo reglamentario. El tercer y cuarto puesto se dirimía con un contundente 1-4 para El Aaiún sobre Bujador. Y la final, con el reseñado 2-1 de Smara sobre Dajla.
El sueño saharaui recién arranca. La victoria será formar una selección nacional. Pero el rival se viste de múltiples preguntas. ¿Quién reconocerá a la selección saharaui de fútbol? ¿Qué equipo será el primero en jugar contra el Sáhara? ¿Participará la RASD en alguna competición? ¿Qué colores vestirán los refugiados? Que ruede el balón… y bese la red de la solidaridad internacional.
Fuentes: El Correo de Andalucía y Sporting Africa
Diego Martín Yamus.
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