En un giro de eventos que solo el fútbol puede ofrecer, la Scottish Premier League fue testigo de una escena digna de una película de comedia dramática. La jornada 7 se convirtió en un recuerdo imborrable para los aficionados de Motherwell y Celtic.
El guión comenzó de manera asombrosa: en el minuto 90+5, con el tiempo casi agotado, Blair Spittal, como un mago del balón, anotó el gol del empate para Motherwell. La hinchada local estaba más que eufórica, y la celebración se desbordó por todo el estadio. Los hinchas, sin pensar en las consecuencias, invadieron el campo de juego para festejar lo que parecía ser un resultado milagroso de 1-1.
Sin embargo, como si estuvieran actuando en una comedia surrealista, el destino tenía otros planes. Una vez que se calmó el alegro público, el Celtic, sin perder tiempo, sacó del medio y, en un giro del destino, marcó el segundo gol. El estadio pasó de ser un carnaval de alegría a un silencio sepulcral en cuestión de segundos.
¿Qué pasó con los hinchas de Motherwell? Esa es una buena pregunta que nadie podría haber anticipado. !