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El prestigioso torneo juvenil internacional organizado por River Plate fue ganado por el modesto San Miguel. Los pibes de la categoría 99 le ganaron al equipo anfitrión con gol olímpico.
River Plate organiza todos los años la «River Cup», torneo que reúne clubes de cada punto de la Argentina y de América del Sur.
Con mucho esfuerzo, el modesto «Trueno Verde» se hizo sentir en el estadio Monumental, cancha auxiliar número 1, al vencer por la mínima al equipo riverplatense en la final.
Un golazo olímpico le puso la rúbrica al trabajo realizado por el Luis «Pelusa» Núñez desde el banco de suplentes, y de padres y algunos directivos de San Miguel que hicieron de tripas corazones para llegar a donde llegaron.
San Miguel debió sortear obstáculos dentro del campo, y fuera de él. Para ser campeón hubo que vencer a duros rivales en la cancha, pero afuera, los padres, colaboradores y directivos debieron vender rifas, «pasar la gorra», y otras cuestiones más para poder participar de este certamen. Vale señalar que se le debe al club la autorización para participar de este torneo, y punto. Para pagar viáticos, inscripción y camisetas hubo que hacer de tripas corazones.
Respecto a lo técnico, vimos a un equipo con un hambre de gloria tremendo; excelente estado físico; concentración; garra; amor propio; juego leal; técnica…
El «Pelusa» los hizo jugar al fútbol dejando de lado el triunfalismo, es decir, que los puso en la cancha con la filosofía de jugar para ganar, pero de modo leal, como debe ser.
Jorge Morini. Se trata del «Hombre del Silencio». Es un papá que de manera invisible movió las piolas para que los chicos lleguen a este torneo, y lo hagan, con las mejores condiciones posibles. Fue quien nos convocó y convenció a los medios de prensa para que los sigamos; caramba que valió la pena cubrirlos, y por sobre todo, esto sumó para elevar la autoestima de los chiquilines a niveles insospechados.
¡Felicitaciones a los crack del futuro!
Marcelinho Witteczeck
@lostribuneros
