El triunfo épico de la celeste uruguaya sobre Brasil en el partido final del Mundial de 1950, en el recién construido estadio Maracaná de Río de Janeiro, dio para mucho más que un simple título del mundo. Hasta el día de hoy es leyenda y mito, casi parte de la cultura uruguaya. Al punto que el gran músico Tabaré Cardozo decidió componer una canción sobre la increíble historia del arquero brasileño Barbosa, titular esa imborrable tarde, fatídica para su país.
Cuenta la historia que Moacir Barbosa Nascimento, tal su nombre completo, fue duramente criticado por la gente por su actuación en la final, donde se lo culpó de los dos goles celestes, en especial del glorioso de Alcides Ghiggia, cuando el delantero remató al primer palo y el guardameta no alcanzó a desviar bien la pelota. Vaya a saber qué enemigo tuvo la idea de regalarle a Barbosa el maldito arco, que igual él guardaba en su casa, hasta que un día, mal de ánimo por el asunto, decidió quemar el arco para borrar todo recuerdo.
La injusta condena pública llegó al extremo de que en 1993, cuando Barbosa fue a visitar la concentración de la selección brasileña de Carlos Parreira (que jugaba las eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos) el cuerpo técnico le negó la entrada con la estupidez de que les podría traer mala suerte. Retirado del fútbol y con graves problemas económicos, vivió viudo, pobre y abandonado, sólo se mantuvo con una pensión vitalicia del Vasco da Gama, su club durante tantos años, y falleció en 2000. Cuando una vez le preguntaron por esa jugada, Barbosa fue contundente: “La pena máxima en Brasil por un delito son 30 años, pero yo no maté a nadie, sin embargo fui condenado para toda mi vida”.
En homenaje al glorioso 2-1 pero, con justicia, a la injusta defenestración de Barbosa, Tabaré Cardozo compuso y cantó este tema llamado, precisamente, Barbosa. El mismo comienza con el relato del gol en portugués, y luego, la letra hace hincapié en aquel suceso del Maracanazo y también, el de la quema de los postes. Talento sublime para una historia sublime, eterna. Historia de sonrisas y lágrimas. Como el mismo fútbol. Como la vida. Como el Maracanazo.
Vea y emociónese aquí con la canción de Tabaré:
https://www.youtube.com/watch?
Diego Martín Yamus
diegoanita@hotmail.com.ar
@lostribuneros