Ya estamos mal acostumbrados a los desatinos del país, especialmente en el fútbol. Sin embargo, como se llama fútbol tiene como una corona que no se le puede ni debe quitar. La repercusión en el mediocre periodismo deportivo argentino es absoluta, así demos vergüenza con la organización de torneos, manejo de instituciones, barrabravas y demás. Ahora bien, lo sano, lo que anda bien, lo que va por buen camino, como este sensacional grupo de la Selección de futsal en semifinales de un Mundial, como el hóckey sobre césped, como el vóleibol, como el rugby que tanto crecen, no, eso no, eso no nos sirve.
Este lunes es más probable que en la tapa de los diarios aparezca Boca, River o este revelador Talleres de Córdoba, o cualquier fútbol de países demasiado inflados. Es muy difícil que por ejemplo el excepcional Nicolás Sarmiento, arquero responsable de la victoria sobre el fuerte Rusia en cuartos de final, no esté. Seguramente algún medio bien completo escriba y detalle la epopeya de este ya dorado grupo, dé la síntesis del encuentro, coloque fotos. Pero como todo lo absorbe Su Majestad el rey fútbol, el gran futsal quedará reducido o apretujado contra aquél.
Alguna vez hagamos justicia con quienes en la Argentina hacen las cosas bien. Y nombrémoslos sin miedo al «¿y a ésos quién los conoce?». Porque Brandi, Basile, Borruto, Vaporaki, Stazzone, Sarmiento actúan en casos en el exterior, no son casualidad del título de Colombia 2016. Alguna vez, los deportes «chicos» deben ser engrandecidos. Más que el gran pequeño fútbol.
Diego Martín Yamus.
diegoanita@hotmail.com.ar
@lostribuneros