Johannesburgo, Sudáfrica. Los dioses del fútbol han sonreído a la selección de Sudáfrica, aunque a su manera peculiar. En un acto que será estudiado en las academias de estrategia deportiva durante siglos, la FIFA ha decidido recompensar la audacia sudafricana de alinear a un jugador suspendido, el brillante Teboho Mokoena, transformando una victoria de mierda (2-0, ¡qué aburrimiento!) contra Lesoto en una gloriosa, épica y totalmente inmerecida derrota de 0-3. ¡Toma eso, Lesoto, por no saber apreciar la belleza del reglamento!
Parece ser que en Sudáfrica decidieron que ganar en el campo era demasiado mainstream y se lanzaron a la conquista de la victoria burocrática. ¿Para qué sudar la camiseta si puedes confundir a los burócratas de Zúrich? El comunicado de la FIFA detalla con la precisión de un notario suizo que se aplicaron los artículos que nadie lee: el Art. 19 del Código Disciplinario y el Art. 14 del reglamento de la clasificatoria. Nos imaginamos a los oficinistas de la FIFA aplaudiendo con fervor mientras dictaminaban que un jugador con dos tarjetas amarillas tiene un valor negativo en la cancha. ¡Pura alquimia deportiva!
La Multa: Un Saco de Monedas para Caridad
Pero la obra maestra no termina ahí. Por esta muestra de «juego limpio» (o de pura idiotez, según el ángulo), la Federación Sudafricana ha sido agraciada con una multa de CHF 10.000 (unos US$ 12.536). Una suma tan irrisoria que probablemente se gastan más en café gourmet en las oficinas centrales de la FIFA. Una verdadera miseria que asegura que, la próxima vez, la Federación se lo pensará dos veces… antes de comprar un billete de avión más barato para Mokoena.
Adiós, Liderato, ¡Hola, Repesca Complicada!
El impacto en la tabla de clasificación ha sido, como era de esperar, un golpe maestro de autolesión. Con esta maniobra digna de un genio del ajedrez borracho, Sudáfrica desciende al segundo lugar con 14 puntos, cediendo el trono a Benín por la «diferencia de gol», ese concepto tan trivial. ¡Bravo! Ahora, en lugar de clasificar directamente, la selección se ha ganado un boleto para una repesca «complicada». Una repesca que es el equivalente futbolístico a que te toque una colonoscopia en tu cumpleaños.
En resumen, Sudáfrica ha demostrado al mundo que el verdadero desafío no es meter goles, sino saber contar hasta dos (el número de amarillas). Tienen diez días para apelar, aunque, sinceramente, lo mejor que podrían hacer es apelar por un premio a la «Mejor Comedia de Errores» en la próxima gala del fútbol. Mientras tanto, el pobre Mokoena —el involuntario héroe de esta farsa— queda advertido. ¡A la próxima, Mokoena, alinea a tu abuela, pero no se te ocurra acumular más de una tarjeta amarilla! La FIFA te estará vigilando con amor y un bolígrafo rojo para tacharte de la lista.