Tremenda nota dio el ex futbolista uruguayo Wilson Oliver a nuestro programa radio «Tribunero en Radio». Contó sobre cómo le obligaron a dejar el fútbol por su condición de homosexual. Citó a Jorge Fossati como uno de los mayores exponentes de la discriminación de corte homofóbica. Su lucha y su dolor.
Wilson Oliver tuvo un debut soñado con la camiseta de Nacional de Montevideo en el Uruguayo de 1986. Jugaban un clásico ante Defensor (hoy Defensor Sporting) y en su primera gran intervención en ese juego puso la pelota que acabó dándole el triunfo al Bolso sobre los Tuertos.
En ese torneo el campeón virtual fue Nacional, pero de hecho fue Peñarol el campeón real por causa de un pacto que hubo entre ambos clubes, quienes debieron jugar una final. Harina de otro costal.
El hecho es que Oliver tenía todo para ser crack. Ese Nacional de los ’80 es comparable tranquilamente con las potencias europeas Liverpool, Manchester City, PSG o el que se te ocurra porque en 1988 fue campeón del mundo sobre el Philips SV Eindhoven.
Entonces, en ese fútbol de tantos valores, de tantos cracks, de un Peñarol campeón de América en 1987, que le abría el camino a su rival de patio Nacional, había futbolistas comparables con Luis Suárez, el «Pajarito» Valverde o el mismísimo Edinson Cavani.
Oliver bien pudo ser una suerte de Cristiano Ronaldo de la época ya que presentaba características totalmente adelantadas a esos tiempos; era atlético, fuerte, podía jugar como centrodelantero así como hombre de punta.
¿Qué pasó? Un día descubrieron que la promesa de crack tenía preferencias sexuales diferentes. Hablando en criollo, era gay.
Su condición de homosexual le valió la peor de las condenas, que fue el aislamiento social. Tratado peor que a un delincuente, un pibe que en verdad buscaba cumplir el sueño de cualquier «botija» que era triunfar en el deporte por antonomasia del Río de la Plata como es el fútbol, vio cómo se desmoronaba sin, siquiera, poder decir o hacer nada porque sino hubiera sido peor, tan peor que en muchos casos acaba en sucidio.
Wilson fue valiente. Supo ponerle el pecho a las balas y decidió dar el paso al costado. No le quedó otra que resignarse y comenzar una nueva vida lejos de casa, en Barcelona.
Al hablar con Marcelinho no se calló nada. Señaló a Jorge Fossati, referente del fútbol uruguayo, incluso es aquel entrenador que quedó eliminado con la Celeste del Mundial de Alemania 2006, víctima de la burla de la murga Agarrate Catalina por la derrota ante un país llamado Australia cuyo deporte es una suerte de rugby mezclado con el football americano.
«Lo ha dicho públicamente el señor (Jorge) Fossati que era el máximo exponente del fútbol uruguayo un tiempo atrás, que ha afirmado que ningún homosexual podría jugar al fútbol», señaló el ex atacante de El Tanque Sisley y Villa Española.
«Me parece súper injusto porque hay muchísima gente gay en el fútbol y no tiene nada que ver el deporte con la vida personal», lamentó.
Consideró como una «liberación» blanquear su condición y remarcó que el fútbol está lleno de jugadores homosexuales y bisexuales pero que, obviamente, no pueden salir del armario gracias a un regla inventada quién sabe por quién y que no está contemplada en ningún reglamento.
Afirmó que no quiso prestarse para «el circo ese» de andar fingiendo ser quien no era.
Oliver calificó a algunos dirigentes y periodistas como «idiotas que tienen la cabeza al revés, que pueden boicotear la carrera de una persona» por el simple hecho de ser homosuexual.
Además arengó a los padres a que enseñen a sus hijos a respetar al diferente y al que es perseguido que busque ayuda. Que le hace feliz poder dar su testimonio y poder ayudar a quien pase por esto.
Mirá la nota completa arranca en el minuto 35.
@lostribuneros