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Don Coco, hincha enfermo de Peñarol, es un gran amigo de la banda tribunera, y en especial, de Marcelinho. Es uruguayo, oriundo de Paso de los Toros, vive en Buenos Aires desde 1970. Su amor y devoción por la rayada, hoy, 43 años después, sigue intacta.
El caballero de las 1000 historias, el “sabio” como suele apodarlo el “brasilero” o el “genio” como le llamamos nosotros en el fuero íntimo de Tribunero, es un hombre que ha visto fútbol como pocos; ha llorado, reído, sufrido y festejado con su equipo carbonero.
Además de ser un apasionado del balompié, es un gran tipo que nos deleita con su sabiduría y acertados consejos.
Marcelinho es amigo de Coco desde hace 17 años; su amistad comenzó con una conversación de fútbol en un comercio porteño, época en que los partidos del fútbol uruguayo eran televisados en directo.
Un domingo de 1996 jugaba Peñarol en el Centenario y el televisor de un kiosco ubicado Primera Junta era el centro de atención, y además, era lo único que se podía mirar libremente, ya que ver fútbol argentino era un privilegio para muy pocos porque había que pagarlo y no era nada barato que digamos.
Don Coco entró al negocio y con una mezcla de placer y pasión preguntó “¿son uruguayos?”, la respuesta fue negativa aunque apuntaron a uno miraba la tele embobado, era Marcelinho. “El negro es lo más parecido a un ‘yorugua’ que tenemos por acá, es brasilero pero vivió mucho tiempo en Montevideo, bah, casi toda su vida”.
Ambos se presentaron, intercambiaron informaciones, anécdotas, recuerdos y allí nació una amistad que dura hasta el día de hoy.
Coco suele acompañarnos cuando hay partidos importantes, por lo general, cuando juega el seleccionado de Uruguay y su amado Peñarol.
Cuando el “Manya de Ley” llega a la redacción, llueven las preguntas y los comentarios. “¿Vió Don Coco la macana que se mandó Castillos contra Rentistas?” o “¡cuéntenos de la ‘Máquina del 49’!”, por citar ejemplos.
“Sigo a Peñarol desde que tengo memoria, pero comencé a ir al Estadio por 1941”, comenta Coco, quien actualmente tiene 84 años.
Largas conversaciones con Marcelinho llegan a ser más que entretenidas; Coco comienza a hablar de las hazañas del mirasol, de los goles de Morena, del “Pardo” Abbadie, de la magia del “Cotorra” Míguez, y el “brasuca” lo interrumpe con un gol del “Cabeza” Charquero a Rampla bajo una torrencial lluvia, hasta que alguien le grita “¡bajá a la tierra!” y las carcajadas fluyen como un torrente.
Se trata de un hombre con un muy fino sentido del humor, es muy inteligente y sutil, tan sutil que cuando tiene que hablar de Nacional, jamás lo hace con desprecio y no necesita proferir palabra soez alguna.
La realidad del carbonero a nivel internacional no lo deja dormir; el fracaso por la Copa Sudamericana; los papelones del equipo bajo el comando de Diego Alonso; la “dinastía” Damiani que dirige el rumbo mirasol desde hace casi 26 años, las peleas internas entre directivos lo llevan a tener una bronca enorme, tan grande que a veces, cuando viene a la redacción mira los monitores y dice “bó, preguntale a la gente si estoy equivocado o en lo correcto, sobre Damiani”, por citar un ejemplo.
Muchos datos de los que brindamos a nuestra audiencia sobre Peñarol, provienen de este caballero, que es una biblioteca humana.
Fede Angostini
@lostribuneros
