La hinchada de Argentina hizo explotar de ira a los brasileños, que se creían el ombligo del mundo, al «coparle» las principales ciudades y cantarles «en la cara» todas las chicaneadas típicas de una rivalidad futbolera.
Hay más de un brasileño «calentito» y hasta gente de Dios, que profesa el amor y la comprensión ha perdido la cordura, gracias a que casi medio millón de argentinos han desfilado por las principales ciudades de Brasil, en esta primera fase, cantando, alentando y hasta «gozando» a los dueños de casa.
Los brasileños son los «reyes» de todo, o al menos siguen con esa ilusión de la época colonial, y fueron incapaces de, siquiera, mirar más allá de sus fronteras y enterarse que existe un mundo «exterior».
Aquí en Brasil miran con admiración a Europa, se maravillan de Estados Unidos y no miran los defectos de estas «potencias», algo que sucede en la Argentina pero en un escala netamente inferior. Ante ellos se arrodillan mientras que a nosotros nos miran con cierto recelo, nos llaman «latinos» en lugar de hispanos.
Por estos lados estaban convencidos que eran innovadores y que nadie tenía la capacidad de superarlos en las tribunas, pero se llevaron el gran chasco.
Es de locos, ver como gente, que usted ve que está siempre en su punto de cordura, se ha descontrolado, y cómo, con la pasión que genera el fútbol.
En 1950 ya tuvieron su «maracanazo» en la cancha, ahora en 2014 tuvieron la versión 2.0 del «maracanazo» pero en las tribunas.
Brasil tiene esas cosas, ahora, sin ningún prurito en la televisión tuvieron que reconocer que no tienen idea de lo que pasa «allá afuera» y recibieron, una vez más, una lección de humildad y, de ahora en más, deberán ser más inteligentes.
Marcelinho
@lostribuneros