La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, dio el «puntapié» en el flamante estadio Mané Garrincha de Brasilia, este sábado. Los vecinos brasileños comienzan a ponerse a punto de cara al Mundial 2014.
Dilma, además de participar de la inauguración del estadio, se mostró orgullosa de la entrega de cada uno de los escenarios, de paso, les exigió a los jugadores del seleccionado brasileño que ganen la Copa de las Confederaciones.
El orgullo de la presidente se basa en la capacidad de Brasil para poder albergar una competición de la talla de la Copa del Mundo. Dilma, augura que su país organizará el mejor mundial de todos los tiempos.
-Hace un año, decían que no llegaríamos con las obras de los estadios. Ahora estamos entregado, y no cualquier estadio. Son estadios sólidos, simples y al mismo tiempo espléndidos- dijo la presidente.
Dilma, al llegar al estadio, se dirigió directamente a la cancha, donde hizo jugó con la pelota y con algunos niños, inmediatamente, se introdujo en las instalaciones del Mané Garrincha.
Varios e sus ministros estaban allí presentes, en especial, el de Deportes, Aldo Rebelo.
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