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La reciente designación de Franco Berlín como Director de Seguridad Deportiva por parte del presidente de Argentina, Javier Milei, ha desatado una ola de críticas y preocupaciones en el ámbito deportivo y más allá. A sus 25 años y con una experiencia limitada en el campo, Berlín, hasta hace poco chofer de la ministra Patricia Bullrich, carece del bagaje necesario para abordar los desafíos que implica este cargo.
En una entrevista exclusiva concedida a Gustavo Grabia de INFOBAE, Berlín confesó su escaso interés por el deporte y su preocupación por la violencia asociada a los eventos deportivos, admitiendo haber asistido en contadas ocasiones a espectáculos deportivos. Esta falta de experiencia y comprensión del entorno deportivo plantea serias dudas sobre su capacidad para enfrentar los desafíos que enfrenta la seguridad en eventos deportivos.
La decisión de Milei de designar a Berlín, aparentemente basada en criterios políticos y de apariencia física, refleja una tendencia preocupante hacia la improvisación y el favoritismo en lugar de la idoneidad y la experiencia. Este patrón de designaciones políticas, denominado por algunos como «Ceocracia», continúa la línea trazada por el gobierno anterior de Mauricio Macri, donde la lealtad política parece prevalecer sobre la competencia profesional.
Las reacciones en las redes sociales no se hicieron esperar, con indignación y críticas que destacaron la falta de idoneidad de Berlín para el cargo y la aparente falta de seriedad en la selección de funcionarios públicos. Los memes y comentarios sarcásticos resaltaron la discrepancia entre la experiencia y conocimientos necesarios para el puesto y las cualificaciones reales de Berlín.
En su defensa, Berlín argumentó que su interés en el fútbol y su relación previa con la ministra Bullrich lo hacen apto para el cargo, comparándose con la designación de Lionel Scaloni como director técnico de la Selección Argentina. Sin embargo, la falta de experiencia y conocimientos específicos sobre seguridad deportiva plantea serias dudas sobre su capacidad para desempeñar eficazmente sus funciones.
En última instancia, esta controvertida designación pone de relieve la necesidad de un enfoque más riguroso y profesional en la selección de funcionarios públicos, especialmente en áreas tan sensibles como la seguridad deportiva. La improvisación y el favoritismo político no deben primar sobre la competencia y la experiencia en la toma de decisiones que afectan a la sociedad en su conjunto.
