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Argentina caía con un Chile que era avasallador y que parecía que estaba para ganarlo con facilidad. El público que colmó en Estadio Nacional, a los 15′ coreaba el famoso «ole ole», mientras que sus futbolistas se prestaban para todo eso, sin tener en cuenta algunos detalles.
Primero. El «Ole Ole» debería darse en el primer cuarto del segundo tiempo si tu cuadro va ganando 3-0, a los 80′ si estás 2-1, buscando el tercero y como medida para desmoralizar a un equipo que está por caerse para no levantarse.
Segundo. Iban solamente 7′ cuando Francisco Silva le «quemó» un cambio al debutante Pizzi por lesión y apenas a los 20′ Marcelo Díaz sufrió un desgarro y le arruinó otro cambio al técnico. Faltaban todavía 70′.
Tercero. Argentina defendía mal en el área chica, por eso el gol de Chile. Messi era marcado por cinco jugadores. Dí María tuvo una oportunidad, en el peor momento argentino, pero calidad es calidad, y cuando ni ahí lo merecían: empató.
Cuarto. Argentina seguía jugando mal. Juega mal. No funciona como equipo. Aburre. Pero tiene jugadores de primerísimo nivel y, esta vez, un defensor en sólo 25′ lo daba vuelta: Gabriel Mercado.
Conclusión.
A. Un poco de humildad no le vendría mal al público chileno.
B. Los jugadores chilenos van a aprender a no jugar para una tribuna que de fútbol sabe lo que yo de béisbol.
C. Argentina da asco como juega, pero logra lo más importante: ganar.
D. Chile sigue siendo una gran selección pero deberá bajar a la tierra para recuperar el nivel que lo llevó a ser justo campeón de la Copa América.
Marcelinho Witteczeck
@lostribuneros
