Palmeiras estaba pasando vergüenza en su feudo porque no podía vencer a un equipo Sub 23 y era inminente su caída a la segunda división, luego que los atleticanos se pongan 1-0 con gol de Potiguá anotado a los 10′, pero los «porcos» tuvieron la fortuna de tener un penal a favor a los 19′ y Paulo Henrique no perdonó, dejando las cosas 1-1.
El empate no servía de mucho porque debían combinarse los resultados; la hinchada exigía entrega a sus jugadores; Atlético Paranaense se plantó en defensa; la pelota no llegaba al área del equipo de Curitiba.
El público comenzó a insultar, a llorar, para peor Bahía le ganaba 2-0 al Coritiba y Vitória, que jugaba de local, precisaba de un gol sobre el Santos para quedarse.
La fortuna, sin dudas, estuvo del lado palmeirense, porque sobre la hora el milagro se produjo; Coritiba que caía en casa 2-1 lo empató a los 84′ y a los 95′ lo dio vuelta; Santos en lugar de «dejarse» hacer el gol, lo terminó haciendo en los descuentos. Fue un domingo perfecto para el popular equipo de San Pablo.
Thiago Ribeiro terminó elogiado y ovacionado por los rivales de todas las horas, pero por redes sociales, sus propios hinchas, los de Santos, no le perdonan que haya marcado el tanto salvador.
Los equipos brasileños se comportaron como verdaderos deportistas e hicieron lo que debían hacer: ganar.
Fiesta en las calles de San Pablo capital pero bronca hay en la ciudad de Santos… folclore del fútbol.
@lostribuneros