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¿Te acordás hermano? qué tiempos aquellos», dice la lentra de un tango plagado de nostalgia. Así deben estar viviendo aquellos italianos y seguidores del fútbol italiano de los gloriosos ’80 y ’90 donde eran considerados la ‘meca del fútbol’, donde todo jugador hacía las miles para jugar en Italia. Ahora, la otrora liga número uno del mundo pasó a la historia y podría vivir momentos de mayor angustia luego de que el fisco les reclame a los clubes una deuda cercana a los 1.000 millones de euros; impuestos y cargos de seguridad social que las instituciones no han pagado desde hace años podría llevar al ‘calcio’ a la quiebra.
Por causa del Covid-19 el fisco italiano decidió prorrogar hasta el 22 de diciembre de 2022 los pagos de la deuda de los clubes, como forma de ayuda, sin embargo, en el tiempo que tuvieron las instituciones para aliviar sus cuentas, reunir dinero y pagar, nada de eso hicieron; exigen el pago total de las cagas sociales e impuestos.
Tras reuniones de negociación entre el fisco y los representantes de las instituciones de las dos principales categorías del fútbol del país itálico, se han reunido con el flamante gobierno de Meloni para llegar a un acuerdo.
Mediante el dueño del popular club Lazio, Claudio Lotito, que es suenador por Forza Italia, partido de extrema derecha perteneciente al ex dueño del AS Milan, Silvio Berlusconi, han creado «Salva-Calcio» para evitar un colapso. Este sistema de rescate permitirá generar un plan de pagos hasta 2027, con un incremento de un 3 por ciento en concepto de intereses.
De darse el acuerdo, las instituciones podrán incorporar figuras en los próximos mercados. Los clubes con mayor endeudamiento son los 20 actuales que militan en la élite, de decir la Seria A. Son 500 millones de euro lo que adeudan, sobre más de 850 millones que sería el total de lo deberán abonar.
Mientras tanto el Ministro de Deportes, Andrea Abodi indicó que «ni descuentos, ni obsequios, ni regulaciones diferentes a las que están al alcance de las empresas. Los clbes pagarán todo».
Vale señalar que el fútbol en el país de la bota no es regulado por clubes al estilo sudamericano (sociedades sin fines de lucro) sino que cada institución es una compañía.
