48 años atrás un formoseño de 1,57 de estatura dio el gran salto de una punta de la argentina hasta la capital de Uruguay. Daniel Quevedo, que jugaba en Gimnasia y Esgrima de Jujuy entró en uno de los clubes más importantes de América y allí dejó su huella.
El veloz puntero, oriundo de Pozo del Tigre, provincia de Mendoza nació un 3 de octubre de 1947. A los 21 años debutó como profesional en Lanús y un año más tarde fue el Lobo jujeño quien lo contrató.
Quevedo de pronto es llamado para defender al primer campeón de América y primer sudamericano en ganar la Intercontinental, hoy mundial de clubes.
En 1972 el popular Peñarol no se equivoca al contratarlo y el formoseño pegó onda rápida como gran habilitador de «Fernando El Grande», es decir, Fernando Morena, goleador histórico de los carboneros.
Daniel Quevedo supo ser tricampeón uruguayo con los peñaroles y gracias al notable rendimiento en la Teresa Herrera de 1975 fue el Málaga quien se interesó por sus servicios y se lo quedó.
Ya la dupla Quevedo-Morena quedó diezmada pero el corazón le tiró al formoseño y en 1979 volvió y fue campeón uruguayo. Claro, los tiempos cambian y el cuerpo deja de responder; lesiones constantes lo marginaron y no pudo volver a hacer tándem con Morena porque éste se fue al Rayo Vallecano.
Finalmente a los 37 años se retiró, y lo hizo en el club de sus amores: Peñarol.
¿Qué será de su vida?
@lostribuneros