Sus padres le llevaron una caja gigante y éste la fue abriendo. Encontró una caja más chica. Luego, más envoltorios, el pibe no entendía nada, pero, la alegría se desató cuando abrió la última bolsa.
Le regalaron la camiseta del Botafogo y se puso a llorar de la emoción. Su llanto es verdaderamente conmovedor y demuestra lo que el fútbol puede llegar a generar en un niño.
@lostribuneros