Tal vez no sea la mejor ayuda para este oscurísimo momento de la Selección argentina, luego de su 0-3 con Brasil y su triste caída libre. Pero tanto la opinión pública como la prensa coincide en su juicio: cambio de apellidos y de generación rápidamente. Una nueva versión de la famosa frase “que se vayan todos”, aplicada en 2001 a la clase política por la crisis socioeconómica del país entonces.
Todo el mundo en la Argentina dice, piensa, opina, hasta grita lo mismo. “Basta de esta generación de jugadores que se creen dueños de la Selección”, “Fulano o Mengano no pueden jugar más, convoquemos a Zutano o Perengano”, “Bauza no sirve, no sabe parar el equipo”, “la AFA es un desastre”, “Messi necesita alguien que lo asista”, “Argentina profundiza su crisis”. Algunas de las frases, títulos, enojos, dolores de una noche agitada. A eso se le suma el lamento de los futbolistas, empezando por Messi y su fuerte declaración. Todo dicho. Ahora, sólo hay que esperar el martes. Porque otra frase, que anoche no se escuchó, dice que en el fútbol hay revancha.
Diego Martín Yamus.
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