BUCAREST, 28 de septiembre de 2025 – Olvídense del talento de Hagi. El fútbol rumano hoy se define mejor por sus escándalos que por sus goles. La Liga I es un ecosistema tóxico donde la corrupción, la mala gestión y el personalismo autoritario de sus dueños han creado una crisis de gobernanza tan profunda que está borrando la credibilidad del deporte y espantando a los pocos espectadores que quedan.
Rumanía ama el fútbol, pero su fútbol ama el desorden.
🎲 El Amaño No Se Limita al Pasto
La sospecha es una moneda de curso legal. Desde hace años, los clubes lidian con la sombra del amaño, que no se limita a la élite. En 2016, la propia FRF sancionó a técnicos y jugadores del Gloria Buzău en la Segunda División, un recordatorio de que la enfermedad está en las bases.
Pero el drama subió de nivel este año. El sorteo de la Cupa României 2025 de agosto fue tan polémico que el directivo Gabriel Bodescu tuvo que salir a admitir que la urna era «inadecuada» (aunque negó el amaño). Cuando los propios organizadores admiten que no pueden mezclar unas bolas de manera transparente, la confianza del público está en coma.
💰 La Mafia en el Palco: Fraude, Fraude y Xenofobia
La corrupción en Rumanía no es solo cosa de jugadores; es un problema de gestión. La década pasada estuvo marcada por clubes usados como vehículos de deudas e insolvencias. El CFR Cluj (al que en 2015 le descontaron 24 puntos por deudas) y el Petrolul Ploiești terminaron en quiebra, un reflejo de que la profesionalización es una utopía.
Y los nombres propios son de peso:
- Gheorghe Popescu, leyenda del fútbol, fue condenado en 2014 a 3 años de cárcel por fraude fiscal y blanqueo.
- Victor Pițurcă (exseleccionador) fue detenido e investigado en 2023 por tráfico de influencias en un contrato militar.
Si a eso se suma el veneno de la política, el cóctel es explosivo. El conflicto Rumanía-Kosovo ha cruzado la línea de cal en dos ocasiones, incluyendo el walk-off de Kosovo en 2024 por cánticos pro-Serbia. La UEFA terminó multando duramente a ambas federaciones, pero la xenofobia sigue siendo un problema institucional no resuelto.
👑 Gigi Becali El Dueño-Manda, la Plaga del Personalismo
Si hay un rostro para el mal, es Gigi Becali, el polémico propietario y financiador del FCSB (ex Steaua). Becali es el modelo del «dueño-manda» llevado al extremo:
- Injerencia Total: Desde hace años, la prensa documenta que decide alineaciones y cambios desde el palco, desprofesionalizando la figura del técnico.
- Historial Criminal: Fue condenado a 3 años de prisión en 2013 por un fraude de tierras lesivo al Estado y ha enfrentado causas por perjurio.
- Discriminación Legal: El Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que sus declaraciones homófobas pueden considerarse discriminación directa en la contratación de futbolistas.
Por si fuera poco, en 2025, la Alta Corte dictaminó que el FCSB no es el sucesor legal del histórico Steaua, reabriendo la batalla por el palmarés y golpeando la reputación de la entidad que Becali controla. Él encarna todo lo que está mal en el fútbol rumano: liderazgo personalista, escándalos reputacionales y destrucción institucional.
📉 Consecuencias El Abandono del Jugador y el Público
El resultado de este caos es un ecosistema frágil:
- Desafección: La asistencia promedio de la Liga I se arrastra, rondando los 4.000 espectadores, con picos de mínimos insólitos. El público está cansado de tanta farsa.
- Jugadores sin Garantías: FIFPRO y el sindicato local denuncian constantemente salarios impagos y rescisiones abusivas, obligando a exjugadores (como los de UTA Arad en 2025) a recurrir a la FIFA para cobrar.
Rumanía tiene la pasión, pero carece de la estructura. La única salida pasa por una reforma de gobernanza, cuerpos disciplinarios ágiles e independientes y el entierro definitivo del modelo «dueño-manda» si quieren recuperar la credibilidad en el mapa europeo.
Con dueños como Becali que deciden las alineaciones y un historial de fraudes tan pesado, ¿crees que el fútbol rumano tiene alguna posibilidad de sanearse sin una intervención externa masiva?