La inauguración de la Copa América tuvo una corta ceremonia. Hubo silbatina cuando mencionaron a Perú, Bolivia y Argentina. Ejemplar respeto por el himno de Ecuador. Luces y colorido en danza autóctona.
Télam. La fiesta inaugural comenzó puntual, a las 19.15, con un presentador local que le dio la bienvenida a los espectadores que llegaron temprano (a las 17.30 abrieron las puertas), ocuparon al menos el 70 por ciento de la capacidad del estadio Nacional y recordó la séptima ocasión de Chile como organizador. Luego presentó a cada uno de los seleccionados participantes.
Los espectadores, muchos de ellos liberados después del mediodía en sus respectivos trabajos, llegaron temprano al evento y eso ocasionó complicaciones en el tránsito.
Cuando de la boca del presentador se desprendieron los nombres de Perú, Bolivia y Argentina, la silbatina fue estruendosa como señal del poco afecto que tienen los transandinos hacia algunos de sus hermanos latinoamericanos.
Sin embargo, el respeto fue unánime cuando se ejecutó el himno de Ecuador en los minutos previos al partido. Cuando los asistentes buscaron sus asientos encontraron tarjetas verdes con la leyenda: «América nos une, no hagas la diferencia y levantemos esta tarjeta verde durante el himno de nuestro país hermano»; y así fue.
Como en toda ceremonia de estos tiempos que corren hubo una pantalla gigante que exhibió un video cuyo protagonista fue un oficinista chileno, quien despojado de su horario de trabajo, utilizó el tiempo libre para patear una pelota que recorrió los 12 países que integran la Copa América y las ocho sedes del certamen.
Poco después se apagaron las luces del mítico estadio Julio Martínez Pradanos y dio comienzo en el escenario montado en la tribuna Andes otro buen momento de la fiesta: a la altura de la mitad de la cancha se produjo una danza ancestral típica de la Isla de Pascua de Chile que congregó a 50 bailarines.
Desde entonces, el show de luces se hizo colorido y luminoso con la aparición de 12 globos en representación de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Jamaica, Mexico, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, mientras acróbatas bailaron sobre arneses y finalizaron en la mitad de la cancha de manera sincronizada.
Un buen golpe de efecto fueron los fuegos de artificio que se instalaron en la periferia del césped, en la pista de atletismo, y fuera del estadio. A la hora señalada estallaron para el deleite de los ojos emocionados de los espectadores.
Cuando la fiesta ingresaba en la recta final hizo su aparición el cantante del grupo local ‘Noche de Brujas’ quien entonó el himno de Chile y cantó la canción oficial de la Copa América. En ese mismo instante, para hacer completa la escenografía, apareció ‘Zincha’, la mascota.
El desenlace se produjo a las 19.45, diez minutos más de lo estipulado, y poco después los hinchas aprovecharon para calentar gargantas en la fría noche de Santiago y exclamar a los cuatro vientos el clásico: «¡Chi, Chi, Chi, le, le, le, viva Chile!», que sirvió como recibimiento para los futbolistas en el calentamiento precompetitivo.
La fiesta inaugural contó con la presencia de la presidenta Michelle Bachelet quien a través de la televisión pública chilena dio su mensaje, pero no hubo presentación para ella ni para el presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional de Chile, Sergio Jadue, por temor a abucheos y silbidos como producto de un descontento general en el ámbito social y político.
El descontento también se trasladó al bolsillo. El anuncio de 7.700 pesos chilenos para un sandwich y una bebida generó el malestar en el público. De todas maneras, eso no eclipsó el show efectivo y breve en la fiesta inaugural de la Copa América que llenó de algarabía las gradas del estadio Nacional.
Télam
@lostribuneros