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Después de la destitución del entrenador «Ruso» Zielinski, la directiva de Independiente emprendió una búsqueda de nuevos estrategas. A pesar de recibir varios rechazos, finalmente se inclinaron por una elección sorprendente: Carlos Tévez, quien ya había incursionado en la dirección técnica con Rosario Central, aunque su paso fue más discreto que destacado.
El Rojo de Avellaneda afronta no solo desafíos deportivos, sino también económicos que lo han dejado en una situación apremiante. La contratación de Tévez se logró a un costo bastante bajo, con la condición de que sus ingresos aumenten conforme cumpla ciertos objetivos. A pesar de su exitosa trayectoria como jugador, la afición de Independiente muestra ciertas reservas debido a su escasa experiencia como entrenador y, sobre todo, a su vínculo icónico con el acérrimo rival, Boca Juniors.
En su presentación oficial, Tévez compartió su entusiasmo y las circunstancias que rodearon su llegada: «Desde que asumí, me han ofrecido veinte jugadores», reveló en una conferencia de prensa. Inspirándose en el cliché del fútbol, mencionó con determinación: «Tenemos por delante 13 finales», haciendo referencia a los partidos restantes de Independiente en la Copa de la Liga, donde el equipo lucha por evitar el riesgo del descenso.
Con una mezcla de determinación y realismo, Tévez compartió su enfoque: «He dicho a los jugadores que conmigo estarán aquellos dispuestos a darlo todo, incluso a lanzarse de cabeza si es necesario. Luego, buscaremos añadir belleza al juego». Su llegada representa una apuesta valiente y arriesgada por parte de Independiente, con la esperanza de que el ídolo del fútbol pueda aportar su magia también desde el banquillo.
En un capítulo que mezcla la nostalgia, el desafío y la incertidumbre, Carlos Tévez se prepara para llevar su pasión y experiencia al ámbito de la dirección técnica, con la esperanza de insuflar nueva vida a un equipo que enfrenta obstáculos tanto en el campo como fuera de él.
