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El 1 de octubre de 2025 será recordado, si es que alguien fuera de Bakú y alrededores tiene la memoria de un elefante, como el día en que el Qarabağ FK decidió que la UEFA Champions League no es un torneo, sino una formalidad burocrática que hay que despachar con solvencia. Y así, en el Estadio Tofiq Bahramov, un monumento al fútbol que nunca terminó de ser lo que prometía, el equipo azerí se impuso con un asombroso 2-0 al FC Copenhague. Un resultado que, si lo hubieras predicho hace una década, te habrían recetado un par de calmantes fuertes.
Dicen que el fútbol moderno es impredecible. ¡Mentira! El Qarabağ, con una posesión de balón del 58% (sí, leyó bien, no fue un error del Kremlin en la transcripción), demostró que la mejor manera de dominar es con la paciencia de un burócrata y la eficacia de un ingeniero industrial soviético.
La Poesía del Rebote y la Tragedia Danesa
El primer golpe llegó al minuto 29. Amir Zoubir, demostrando que el talento puede florecer incluso en la periferia de la élite, aprovechó un rebote. Un rebote, damas y caballeros. No una jugada de tiki-taka digna de la portada de una revista de fútbol, sino el producto de la pura y dura fortuna tras un tiro al palo de Pedro Bicalho. Es la belleza del fútbol modesto: a veces, solo tienes que ser el más oportunista en el corral.
Mientras el Qarabağ gestionaba el encuentro con la frialdad de quien revisa la cuota de producción de trigo, el Copenhague se dedicaba al noble arte de no concretar. Parece que los daneses pensaron que viajar a Bakú era solo un agradable paseo por el Caspio. Se equivocaron.
Pero la joya de la corona, el clímax que te arranca una sonrisa cargada de cinismo, llegó en la segunda mitad. Con una generosidad digna de un plan quinquenal bien ejecutado, el pobre Kotarski decidió que la mejor manera de sellar el triunfo azerí era marcar en su propia puerta. Un autogol tan limpio y eficiente que bien podría ser la mascota no oficial de este incipiente sueño de Champions. No intentó despejar, intentó colocarla en la red equivocada. Una obra maestra del antihéroe.
Polémicas de Alta Tensión (Relativa)
Y para aderezar este festín de sorpresas, tuvimos la ya clásica tragedia personal que conmueve a todos y a nadie: la lesión del lateral mexicano Rodrigo Huescas. Apenas 15 minutos en el campo y un golpe en la rodilla derecha lo mandó a la camilla. El destino, ese guionista cruel y perezoso, decidió que la única manera de frenar el prometedor ascenso de un lateral es con un golpe en una de las articulaciones más sensibles. Desde Bakú, le deseamos una pronta recuperación… y que la baja no sea un drama demasiado conveniente para la rotación del Copenhague.
Ahora, con 6 puntos de 6 posibles, el Qarabağ camina con paso de terciopelo por la fase de liga, dejando a los supuestos grandes con la mandíbula caída. Su entrenador, Qurban Qurbanov, en un ejercicio de sobriedad casi ofensiva, solo atinó a destacar la «solidez defensiva». Claro, Qurban, cuando te regalan medio gol y tu portero tiene la tarde tranquila, la defensa siempre luce sólida.
Mientras el Copenhague jura que esto fue solo un mal día, la realidad es que el ex-bloque comunista ha demostrado que a veces, la disciplina táctica y un par de golpes de suerte pueden más que toda la planificación de marketing de la UEFA. El comunismo se fue, pero el espíritu de la sorpresa bien ejecutada sigue vivo y goleando.
¿Crees que el Qarabağ mantendrá este «paso perfecto» o es solo una anécdota divertida antes de que la élite ponga las cosas en su sitio?
