El 12 de marzo de 2015, la selección de Bután debutaba en una eliminatoria de una Copa del Mundo de la FIFA, la de Rusia 2018, tras desistir a último momento para la de 2010 y 2014. Esa tarde en Colombo, capital del exótico Sri Lanka, en pleno sudeste asiático, el país de la cordillera del Himalaya logró su primera victoria con un histórico 1 a 0 sobre el modesto local, en partido de la primera ronda de ida y vuelta. El gol de Tsherin Dorji a los 81 minutos fue publicado en todos los medios, incluso de Argentina, con mucha altisonancia. Cinco días después, en su capital Thimbu, volvió a vencer a los srilankeses 2 a 1 y pasó a la fase de grupos. Era un gran comienzo para un seleccionado que en ese momento era el último del ránking de la FIFA.
Más de un año pasó de esa histórica ocasión y Bután concluyó tan rápida como pobremente su aventura mundial. Insertado en el Grupo C con Qatar, China, Hong Kong y Maldivas, perdió sus ocho partidos, marcó 5 goles y recibió 52, 15 de los cuales se los endosó Qatar en Doha. El conjunto inicialmente dirigido por el butanés Chokeli Numa pasó al mando del japonés Norio Tsukitate, hasta el 3-4 con Maldivas en casa. Para los siguientes encuentros, un entrenador doméstico, Pema Dorji, se hizo cargo pero no pudo enderezar el andar de los tibetanos. El martes 29 de marzo pasado, en la revancha ante los maldivos, Bután ganaba 1-0 y 2-1 faltando casi media hora, pero finalmente volvió a caer, en este caso 4 a 2, y terminó sin puntos su campaña, exceptuando los dos triunfos de la ronda anterior.
Igualmente su participación en las eliminatorias fue un paso adelante para un país de poquísima tradición siquiera en Asia, que empezó a disputar encuentros en 1982, siempre con vecinos de la zona o del continente, salvo aquel fantasioso juego con la isla caribeña de Montserrat el 30 de junio de 2002, la denominada “otra final”, un amistoso en Thimbu entre los dos peores del ránking FIFA en ese momento, que se hizo paralelamente a la final del Mundial de Corea del Sur y Japón entre Brasil y Alemania. Los butaneses se afiliaron a la entidad madre recién en 2000, en un momento de arranque de desarrollo de su fútbol, y en una de sus primeras presencias, la clasificación para la Copa de Asia, perdieron con Kuwait nada menos que 20 a 0. En 2008 lograron su mejor resultado internacional siendo semifinalistas de la Copa de Oro, antes Tiger Cup, que reúne a los países del sur asiático. También participaron en la Copa Desafío de la Confederación (AFC) en 2006 en Bangladesh, donde se quedaron en primera ronda. Y ahora deberán esperar hasta cerca de 2022, cuando el segundo Mundial en Asia tenga su fase previa, en Qatar. Ya dieron el primer pasito, ahora tienen que caminar por las nevadas cumbres del relieve internacional.
Diego Martín Yamus
diegoanita@hotmail.com.ar
@lostribuneros