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Tremendo e impensado. Este Boca días atrás era cuestionado por su apatía. Le ganaron sin merecer y dando pena al amateur Claypole, campeón de la D o quinta categoría, y una semana atrás jugaba horrible en La Bombonera ante el recién ascendido Sarmiento arañando un empate.
Muchos rumores. Se decía que este sería el último partido de Miguel Ángel Russo en el Xeneize. Meros rumores sin fuente real y tangible.
El hecho es que Boca hizo acuse de recibo de la bofetada que le dió Claypole por la Copa Argentina y se desquitó feo con un Vélez que en casa los esperaba con el cartel de invicto.
Boca se había puesto arriba en el marcador gracias a Edwin Cardona en el minuto 21, pero rapidito lo igualó Juan Martín Lucero. Era parejo el partido y en la cabeza de nadie, ni del más delirante hincha boquense pasaba lo que sucedió en la complementaria.
Si bien en el minuto 26 estaban 1-1 pasada la media hora Sebastián Villa volvía a poner a Boca Juniors y así fueron al descanso.
A partir del minuto 53 cuando Villa nuevamente balenceó la red, vino la masacre de goles; Maroni dos minutos después 3-1 del colombiano puso el 4-1, gol que destrozó emocionalmente a los fortineros.
«Carlitos» Tévez se desquitó anotando el 5-1 y dedicándoselo a la memoria de papá, fallecido hace muy poco tiempo. Luego llegó el 6-1 de Maroni en el minuto 74 y justo en el minuto 89 fue Campuzano el autor del 7-1.
No hubo más goles porque el referí, con excelente criterio, decidió no adicionar más tiempo, es decir siete minutos dada la cantidad de cambios, y lo terminó exctamente en el minuto 90 tras el tanto del colombiano.
Boca es favorecido en lo emocional y en la tabla de posiciones gracias a esta victoria. El domingo que viene espera a River Plate, nada menos, ya con otra cara y otro ánimo.
Lanús, Independiente, Vélez y este goleador Boca hasta el momento, vivida la jornada 4, están en zona de clasificación.
@lostribuneros
