A pesar de sólo perder un partido por penales y ser eliminado de este invento que es la Copa de la Liga Profesional, Boca, bicampeón nacional aún vigente, vive la crisis que se veía venir con tanta interna. Se viene una renovación del plantel tras caer este lunes ante Racing en la semifinal. Pero no sólo por rendimiento, es que hay mucho más río revuelto.
Cuando un equipo tiene diferencias malas entre el técnico, los jugadores y la dirigencia, es lo más probable que no le vaya bien. Eso sucedió y sucede conn Boca, y eso que ha ganado los anteriores dos campeonatos argentinos. Pero las raras decisiones especialmente del famoso Consejo de Fútbol de los Riquelme y compañía dispararon problemas que terminan eclosionando con esta eliminación.
Futbolistas sin nivel, enojados, idos del club, un vicepresidente (Mario Pergolini, sin jerarquía para el tema) también marchado. Y este Consejo que aconseja y procede mal tanto en su trabajo (secretaría técnica) como en salir a hablar inoportunamente. Rarezas sin explicación, la venta de «Wanchope» Abila, el mejor nueve del plantel, a Estados Unidos; el portazo de Mauro Zárate, el no jugar de Julio Buffarini o el excelente arquero Esteban Andrada vaya a saber por qué gusto o disgusto del cuerpo dirigencial. Que sin duda demuestra que no por apellidos gloriosos (Román, Bermúdez, Cascini, Delgado) se es apto para manejar algo tan grande como el fútbol de Boca Juniors.
Y ahora, lo de siempre: nuevo plantel, quién se va, quién vendrá. Ante las realidades de los últimos meses, es claro que debe haber limpieza futbolística, pero no por antipatía del Consejo sino por un análisis serio de cada nivel. Si no queda muy ridículo por ejemplo vender a Nicolás Capaldo a Austria. Sí que varios futbolistas han dado a conocer que ya no tienen mucho para dar. En cambio, el técnico Miguel Russo es experiente, capaz, ha brindado muchas alegrías recientes y pasadas (última Libertadores) y merece que su puesto sea respetado. Claro, si a Riquelme y sus amigos de glorias no les molesta. Si éstos, que creen que con su nombre todo lo saben, hacen su trabajo en serio. Porque, como diría la hinchada, «esto es Boca viejo».
Diego Martín Yamus.
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