Once gladiadores boquenses lucharon a capa y espada para llevarse el triunfo en un Monumental con 60 mil aficionados locales y sin hinchada visitante. Boca venció por 0-1 con gol de Gigliotti en un juego que fue más que discreto (Foto: Télam)
River arrancó con todo, presionando desde el vamos al equipo visitante, metiéndolo contra su arco y ahogándolo para que no pueda salir; el Millonario aprovechaba jugar con el público a su favor, comenzó con muchos bríos y con las ganas de ponerse rápidamente en ventaja.
Boca, dirigido por el veterano estratega Carlos Bianchi le cedió el balón y terreno a River, le dejó quemar las naves, dedicándose a estudiar al adversario.
La ansiedad de River por llegar al gol desde el vamos fue tal, que el juvenil Andrada ligó una amarilla apenas al minuto de juego, por simular una falta penal.
Luego de dos minutos y medio de hostigamiento, por fin, Boca pudo salir, y la hizo muy bien; la mitad del campo xeneize abrió una brecha por la derecha, cruzaron a un balón al otro extremo y casi el xeneize provocó una sorpresa.
Gago y Riquelme aportaban su clase y experiencia en el medio, el primero balanceaba a la defensa, mientras que Román era el motor del ataque.
River trataba por todo el frente del ataque y su gran virtud fue ganar en el juego aéreo, paralizando los corazones de los boquenses. Orión fue puesto a prueba a los 9’ de juego, pero el xeneize estaba con todas las pilas y actuó muy bien.
Boca por la derecha generaba sus jugadas ofensivas, ya que el Millonario ahí hacía agua; Barovero tuvo una actuación magistral, ahogando en, al menos, dos ocasiones, el gol boquense.
Se jugaba con pierna fuerte y cuchillo entre los dientes; Gigliotti, atacante de Boca, vio la amarilla pasado el cuarto de hora, mientras que Vangioni se convirtió en otro riverplatense amonestado
Sanchez Miño se mostró impreciso, regaló varios balones y posibilitó un contragolpe millonario que no terminó en gol, por la experiencia y calidad de los defensores boquenses.
El “Cata” Díaz vio la amarilla por cometer una mano fuera del área contra la línea final, generando una suerte de córner corto.
Carlos Carbonero fue un motor en el ataque de River, el cafetero hizo de las suyas en su sector y puso en jaque al fondo rival.
Gigliotti a los 31’ se encargó de enmudecer al Monumental, que era puro júbilo; el atacante xeneize sacó provecho de una pelota servida por el Burrito Martínez y anotó el tanto.
Boca estaba 0-1 y supo controlar el juego, aunque tuvo momentos de zozobra, la hizo bien y dejó que el reloj corra para terminar el primer tiempo en ventaja.
El complemento fue muy diferente; River entró manejando el balón pero no con los bríos del comienzo del juego, sino que le pesaba ir un gol abajo.
De contra Boca tuvo una clarísima a los 2’ y le estrelló contra un poste; el Burrito sacó un zapatazo pero no hubo suerte.
Ponzio no se quedó atrás, sacó un remate desde la medialuna pero, también, la pelota rebotó en el palo.
Ramón Díaz se la jugó desde el banco, mandando cambios pero no surgieron efectos, sino que por el contrario, perdió claridad y no logró acertar dos pases seguidos.
Mora, cerca del final metió un cabezazo que paralizó los corazones, pero la pelota terminó, otra vez, en el palo.
River entraba en la desesperación, la gente no alentaba, la frialdad de Monumental le cayó como un bálsamo a Boca, quien aguantó como pudo.
Los boquenses fueron verdaderos gladiadores, porque eran solo ellos festejando contra 60 mil hinchas adversarios.
@lostribuneros