En una conferencia de prensa cargada de tensión, Bielsa no dudó en denunciar las precarias condiciones de los campos de entrenamiento, las mentiras sobre el estado de las canchas y la violencia desatada entre hinchas colombianos y uruguayos, que derivó en la intervención de jugadores para proteger a sus familias.
«¡Esto es una vergüenza!», bramó Bielsa. «Nos dijeron que las canchas estaban perfectas, ¡y eran un desastre! Los campos de entrenamiento no servían para nada. ¡Y encima, nos mintieron descaradamente!»
Su furia no se limitó a las condiciones materiales del torneo. Bielsa también cargó contra las amenazas y la intimidación que, según él, sufrieron tanto él como los jugadores por parte de la CONMEBOL.
«A Scaloni le dijeron que ya había hablado demasiado y que no lo hiciera más. Lo mismo con los jugadores. Todos amenazados», reveló. «El periodismo también está comprado. Responden a los intereses de los que tienen el poder y reparten el dinero. Los que no se callan, sufren».
«¡Estamos en Estados Unidos, el país de la seguridad!», ironizó Bielsa. «¿Cómo no van a defender a su madre, a su hermana, a un bebé? Si no lo hacían, hubieran sido condenados por todos nosotros».
Las palabras de Bielsa no solo ponen en jaque la organización de la Copa América, sino que también destapan una profunda crisis de ética y transparencia en el fútbol sudamericano.