El pescado está todo vendido. Faltan apenas dos jornadas para terminar la Primera C del fútbol femenino a sabiendas de que Talleres de Córdoba y San Luis FC lograron el ascenso a la Primera B. Aún así, con el resultado cantado los representativos de Berazategui y Atlético de Rafaela se vieron las caras en el estadio de las «Naranjas».
Sin jugar por nada más que el placer de competir y con la obligación de cumplir con el calendario de AFA, el estadio Norman Lee se vistió de gala con un lindo césped para ser dignificado con la garra y entrega de sus jugadoras.
Partido friccionado si los hay. Emociones sobraron tanto como tarjetas amarillas. Las pulsaciones estaban muy altas en un encuentro donde hubo cinco goles, donde tres fueron para la Crema y dos para las anfitrionas.
Rafaela terminó la primera parte con un 2-0 lleno de picardías porque la primera conquista anotada por Micaela Gauna llegó en el quinto minuto de juego, tras tomar mal parada a la zaga Naranja. El segundo tanto lo anotó llena de picardía aprovechando que no hay VAR que la vea, por parte de una Sabrina Jalil que con su puño a lo Maradona contra los ingleses la mandó al fondo del arco defendido por la «China» Arias.
Poco a poco el equipo de Berazategui supo reponerse en el campo de juego. Su entrenador debió meter mano en el primer cuarto de hora mandando simultáneamente a Norma Flores y Magalí Ormanechea en lugar de Nayara Levin y Andrea Aranda para poder parar la futbolistas de la Crema que estaban con todo.
Al arrancar la complementaria, enchufadas a 2.000 voltios las locales entraron con todo y de movida nomás achicaron diferencias a través de un espectacular zapatazo de Priscila Molina, la excelente 10 del ‘Bera’.
27 minutos iban. Las bonaerenses empujaban a pura batalla. Jugadoras amonestadas. El corazón tiraba fuerte, tanto, que Priscila Molina aprovechó una pelota que rebotó débilmente en un poste para empujarlo y coronar un 2-2 que fue festejado, y cómo, por la hinchada.
Poco duró la alegría al equipo de ‘Bera’ porque Mariela Gauna, la autora del primer gol, tres minutos después calzó una pelota en la mitad de la cancha, sector derecho para sacar un tremendo zapatazo y ponérse la en un ángulo a Rocío Ruiz, dejando el encuentro en un 2-3 que terminó siendo definitivo en los papeles, porque en la lucha las chicas bregaron hasta el último momento.