Barcelona sigue en lo más alto de la liga española, luego de superar de visitante por 5-0 al Rayo Vallecano con dos de Messi. El equipo culé suma su octava victoria sobre 9 juegos y se mantiene invicto.
Sport.es:: Los de Tito Vilanova van lanzados en la Liga. De momento, ya han igualado el mejor inicio de campeonato de la historia del club, con ocho victorias y un empate en nueve jornadas. Un récord que hasta ahora ostentaba en solitario el Barça de Van Gaal en la temporada 1997/98. Y otro dato nada desdeñable: por fin consiguieron acabar con su portería a cero.
Busquets hizo de Mascherano
Una semana más, el técnico barcelonista tuvo que hacer juegos malabares para recomponer su maltrecha defensa. A los lesionados Puyol y Piqué se sumó esta vez Mascherano, por sanción. Y los elegidos para reemplazarles fueron fueron Adriano… y Sergio Busquets, que retrasó su posición, estrenándose así como central a las órdenes de Tito. Su lugar en la media fue esta vez para Song. Y el joven Bartra, brillante ante el Celtic en la Champions, se quedó en el banquillo (sólo dispuso de cinco minutos al final).
Letal Villa… y enorme Cesc
Hubo otra novedad destacada en el once: el retorno de Villa a la titularidad, en detrimento de Alexis. Y el ‘Guaje’ no decepcionó. Suyo fue el gol que abrió el camino del triunfo azulgrana. Su ilusión y empuje dieron explosividad a la delantera. Y formó una sociedad letal con Cesc que, desde la media, exhibió de nuevo su faceta más generosa como asistente de lujo. El ‘4’ estuvo, sencillamente, estelar y fue de largo el mejor del partido. Además de dar los pases del 0-1 y el 0-5, marcó el 0-4.
Un Rayo valiente
La valentía y descaro del Rayo sorprendieron a los catalanes en la primera mitad. Los de Paco Jémez le apretaron las tuercas a un Barça al que le costó entrar en el partido. Buena prueba de ello es que, a los cinco minutos, Alba ya había visto la primera tarjeta amarilla por una entrada a destiempo sobre José Carlos.
Primera llegada, primer gol
Más espesos de lo habitual, los de Vilanova no tuvieron brillo y lucidez en este período. Pero en su primer fogonazo, noquearon a su rival. Como si fuera Mike Tyson, el Barça derribó al Rayo en un golpe de furia. El primer remate llegó a los 19 minutos, con un trallazo de Messi que salió alto. Y en la acción justo posterior, cayó el 0-1 (20′). Recuperación rápida en la media, control de Cesc… y el pase en profundidad del de Arenys, de tiralíneas, lo culminó Villa superando a Rubén por bajo.
A partir de ese momento, el guión cambió. Xavi cogió el timón -alguno de su detalles técnicos dejaron con la boca abierta a los rayistas-, y el Barça tomó las riendas. El ataque empezó a carburar. Villa, con un chut desde la frontal (27′), Cesc, en un mano a mano fallido (29′) y Messi, de falta (33′) pusieron cerco a Rubén, sin éxito.
Regalo de Montoya a Messi
La sentencia llegó nada más iniciarse la segunda mitad. El gol fue del de siempre, de quien nunca falla, del mejor del mundo, Leo Messi. Pero buena parte del mérito hay que atribuírselo al joven Montoya. El canterano protagonizó una incursión ofensiva al más puro estilo Dani Alves. Recibió un pase de Pedro en el lateral del área, se internó hasta la línea de fondo… y su centro atrás lo culminó Messi con un trallazo imparable desde el punto de penalti, que entró por la escuadra (0-2, 47′).
Gran Valdés
El Rayo no se vino abajo. Pudo haber acortado distancias, pero no fue así. Se topó con Valdés, que acalló a sus críticos con paradas meritorias. Entre ellas, una a Delibasic justo antes del descanso y otras dos ante Javi Fuego (49′ y 60′).
Cumplida la hora de partido, Tito Vilanova dio descanso a Villa poniendo a Alexis en su lugar. El partido estaba controlado. Y el Barça aún no había dicho su última palabra.
Tres goles más en un cuarto de hora de locos
Los azulgranas se desmelenaron en un último cuarto de hora de locura. En el 78′, Xavi logró el 0-3 rematando dentro del área un pase de Alba, que se había internado como una bala por la izquierda. Y apenas dos minutos después, en el 80′, Cesc amplió la renta. Esta vez, centro desde la derecha de Pedro y el de Arenys, completamente solo en el área, marcó a placer, aprovechando el despiste de la defensa madrileña (0-4).
Cesc continuó su recital dando el pase del 0-5 a Messi. Su asistencia de tiralíneas desde el centro del campo dejó solo al argentino en una contra. Y, como es habitual en estos casos, Leo no perdonó. Su definición ante Rubén, al que dejó sentado con su quiebro estratosférico, fue para quitarse el sombrero. Y el Barça se fue a dormir feliz como una perdiz: a once puntos del Madrid.
Fuente: Sport.es
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