Autopsia de un Desastre. El Fracaso de River Huele a Rancio y a Goles en Contra

River Plate 1–2 Deportivo Riestra: El día que la Cenicienta le robó los zapatos y la dignidad al gigante.

El cielo de Núñez no lloraba, silbaba. Y no era el viento, era la Máquina de Impedimentos que anochece en el Mâs Monumental. Lo que debía ser una fiesta de reafirmación en casa se convirtió en una ópera bufa, en un acto de humillación con todas las letras: River Plate cayó 1–2 ante el humilde Deportivo Riestra, un equipo que hasta hace poco jugaba en canchas donde el césped era una entelequia. Lo de Riestra es historia. Lo de River, en cambio, es la crónica anunciada de un gigante que se mira el ombligo mientras se le descosen las costuras.

¿El protagonista de esta noche de terror? No fue un delantero ni el VAR. Fue la apatía disfrazada de posesión estéril y la ya sistémica fragilidad defensiva.

El guion de la miseria comenzó con el manual que River ya memorizó: gol de pelota parada en contra. Un desajuste de marcas digno de comedia de enredos (miren a Borja y Martínez Quarta) y la duda existencial de Armani sirvieron el 0–1 de Alonso. Un debutante en la categoría nos mostraba, una vez más, que para hacerle un gol a River no hace falta jugar bien, solo basta con ser ordenado y esperar el regalo.

Giuliano Galoppo, con un derechazo valiente, puso el 1–1 y el Monumental soñó con la reacción. Un espejismo. Porque River, en su soberbia, cree que con la camiseta se gana. Pero Riestra, con el manual del esfuerzo y un arquero con guantes de velcro, demostró lo contrario.

Riestra: El Muro y el Hacha

El plan de Riestra fue tan simple como efectivo: aguantar como un muro y salir con el hacha. Y vaya si la usaron. Cuando Pedro Ramírez encaró por la banda y Fabricio Bustos tuvo un error de cálculo con la trayectoria del balón –ese pique traicionero, casi simbólico del momento de River–, el mundo se detuvo. El 1–2 fue un puñal. Un golazo de humildad y eficacia que terminó de sepultar la noche millonaria.

Pero la épica de Riestra tiene un nombre: Ignacio «Nacho» Arce. El arquero se puso el traje de superhéroe e hizo ocho atajadas registradas, una mole infranqueable que se reía en la cara del volumen de juego sin veneno de River.

Polémicas, Insultos y la Máscara de Gallardo

El segundo tiempo fue un festival de nervios. River creyó empatar con el tanto de Miguel Borja, pero el VAR, ese ente que hoy parece tener una particular inquina con la banda, llamó al árbitro. Offside fino, de hombro, de centímetro… Gol anulado. 2–1. El clavo en el ataúd.

Y el clímax de la frustración llegó con la expulsión de Maxi Salas. Roja directa por «exceso verbal» al asistente. Una calentura que revela el estado de ebullición de un plantel que lleva cuatro derrotas consecutivas y que, tras la eliminación copera, parece haber entrado en un pozo de depresión futbolística profunda. Salas, en vez de asumir la situación en conferencia, decidió irse a la ducha. El hincha, en el campo, decidió quejarse.

El final fue lo esperado: silbidos atronadores, un clima hostil y ese «cancionero» crítico que resuena cuando la paciencia se agota. El plantel se fue al vestuario bajo una andanada de críticas merecidas.

El ‘Me Hago Cargo’ de Siempre

En la sala de prensa, Marcelo Gallardo volvió a ponerse el traje de bombero, esa vieja cáscara de los momentos difíciles. «Me hago cargo, pido disculpas al hincha…» declaró. Palabras ya gastadas que, sin embargo, se enfrentan a una realidad ineludible: los errores defensivos son recurrentes, el equipo sufre las pocas llegadas del rival y la reacción, esa que promete desde hace semanas, no llega.

River se hunde, queda fuera de la punta, y ahora tiene que «cambiar el chip» para un cruce de Copa Argentina contra Racing.

La realidad es que, mientras Riestra se afianza en la cima de su zona y celebra su gesta histórica, en Núñez la crisis no es de nombres ni de sistemas, es de carácter. El gigante no se cayó, lo empujaron. Y lo peor de todo: lo empujó el último en llegar, demostrando que al fútbol se juega con la cabeza y el alma. Dos cosas que, al parecer, River extravió en el camino.


Figura de la Noche (Ajena): Ignacio «Nacho» Arce (RIE).

El Resumen de River: Posesión sin veneno y zaga permeable. Una fórmula para el fracaso.

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