El Coxa Branca logra el objetivo, pero la hinchada ya piensa en las cargadas del rival y silba un empate que sabe a derrota.
Curitiba. La noche en que el Coritiba selló su regreso a la élite del fútbol brasileño, la Serie A, no fue una fiesta, fue un velorio con derecho a selfie. El Coxa Branca cumplió con el trámite, ese objetivo mínimo por el que vale toda una temporada, pero lo hizo con tanta falta de épica que la propia hinchada decidió castigarlos.
El empate 0-0 en casa contra el Athletic MG fue suficiente para sumar los 65 puntos necesarios y asegurar matemáticamente el ascenso. La lógica diría que el Couto Pereira debería haber explotado de júbilo. Sin embargo, el descontento, el fastidio y el miedo a las cargadas del eterno rival pesaron más: el equipo se fue silbado.
La Paradoja de la Bofetada de Primera
El Coritiba regresará a la Serie A en 2026, pero lo hará quebrado en su comunión con la tribuna. El empate, aunque valioso, impidió la celebración con victoria en la penúltima fecha y, peor aún, dejó el título de la Serie B en el aire, colgando de un hilo de vergüenza.
La hinchada no solo abucheó el 0-0; abucheó la falta de grandeza, abucheó el haber dejado la mesa servida para la que sería la peor de las humillaciones: que el Athletico Paranaense, el archirrival, se quede con el título de la B.
El Clásico Deshonor a la Vista
La última fecha se convierte ahora en una escena de intriga y potencial escarnio. El Coritiba debe viajar a Amazonas para enfrentar a un equipo ya descendido. Debería ser un trámite, pero ya vimos que el Coxa Branca tiene una maestría en complicarse lo sencillo.
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Coritiba: Necesita ganar en Amazonas para asegurar el título y, más importante, acallar las gargantas de sus propios fanáticos y evitar la burla eterna.
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Athletico Paranaense: Su archirrival, acecha como un buitre. Si el Coritiba empata o pierde, y el Paranaense logra la hazaña de ganar su partido, el honor del torneo irá a parar a la mitad equivocada de Curitiba.
Afortunadamente para el Coritiba (y por desgracia para el morbo), los Atleticanos la tienen difícil. Jugarán en Curitiba, sí, pero contra un rival de peso, el América Mineiro. Aun así, la ansiedad es palpable.
El Coritiba, un equipo que logra el ascenso pero se va silbado, es la imagen perfecta del fútbol brasileño: la gloria nunca es suficiente si el rival puede reírse más fuerte. El Coxa Branca está en Primera, pero su verdadera batalla es evitar la vergüenza en la última fecha.
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