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Argentino de Rosario, cuatro al hilo sobre Racing

Tras una debacle institucional y deportiva, en 1983 Racing Club debió bajar de su Primera División de toda la vida a la vieja Primera B, similar a la actual B Metropolitana. Y en 1984, cosechó algunos resultados inesperados, entre ellos dos derrotas con el ascendido de la Primera C Argentino de Rosario. Pero eso no fue todo lo que los «salaítos» rosarinos amargaron a la Academia, sino que lo harían dos veces más.

El primer éxito de la saga fue por la fecha 8 del torneo de 1984. Argentino había arrancado de forma excelente, invicto y con resultados como un 5-1 sobre Nueva Chicago o vencer a Gimnasia en La Plata. Ese 24 de marzo en la cancha de Rosario Central, el Racing de Jorge Castelli, que en cambio empezó irregular, se puso arriba 2-0 por Félix Orte y Raúl Grimoldi, pero los locales lo dieron vuelta con Héctor Herrero, Omar Bastía y Rubén Corbera. Faltando poco, Ítalo Ortiz devolvió el empate parcial a la visita, pero enseguida el gran Billy Trebino marcó el 4-3 final. Toda una noticia en el ambiente futbolístico del ascenso y el nacional propio.

La revancha fue meses después, por la fecha 29, el 19 de agosto. En Avellaneda, Argentino se atrevió a ponerse dos goles arriba gracias a un doblete de Jorge Jansa, y aunque el veterano Horacio Matuszczyk descontó, los «salaítos» se impusieron 2 a 1 en pleno Cilindro. A fin de año, ambos terminaron en el octogonal pero no lograron ascender, Racing perdió la final ante Gimnasia, por lo que volverían a verse en 1985.

Con las esperanzas renovadas de dejar esa pesadilla de la B, la Academia recibió a los rosarinos por la fecha 18 el 7 de julio. El once de Agustín Cejas, cuestionado en ese momento, fue una tromba y creó varias situaciones de gol negadas brillantemente por el arquero Vilche. Pero en su primera llegada, Argentino marcó a los 31 minutos, cuando un resbalón del zaguero Castelló fue aprovechado por el puntero Pedro Rossini para batir a Miguel Wirtz. Racing buscó locamente el empate, no quería caer de nuevo con un equipo inferior, y el uruguayo Enrique Washington Olivera se perdió un gol increíble, cuando tras un cabezazo de Walter Fernández en el travesaño, Olivera tenía que empujarla y se tropezó. Al fin, el local perdió y Cejas se fue del cargo. Le preguntaron al médico racinguista, el «Chacho» Fort, si había algún lesionado en el equipo, y la respuesta fue demostrativa: «Del físico no, pero del alma estamos todos lesionados».

Pero ni el más fanático hincha salaíto soñaba con una cuarta epopeya sobre el glorioso Racing. En la fecha 39, se jugó el desquite y la Academia quería un buen resultado a ver si podía darle caza al tremendo líder Rosario Central. Sin embargo, Argentino tuvo otra idea y con gol de Claudio Suárez lo venció por cuarta vez en dos años.

Por fortuna para el blanquiceleste, esta vez logró el ascenso a la Primera en dos finales ante Atlanta en cancha de River, y así volvió a su lugar y dejó la B. Argentino continuó hasta hoy subiendo y bajando en las distintas categorías del ascenso, hasta la Primera D donde raramente se encuentra hoy. Pero quién olvida allá en Rosario que los salaítos fueron cuatro veces mejor que Racing.

 Diego Yamus

@lostribuneros

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